Capítulo 5.

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Estoy volviendo a escribir NO WAY

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El silencio abundaba, lo único que se podía llegar a escuchar era la lluvia fuera de una pequeña cabaña rústica en las afueras de las montañas, un lugar muy encantador donde, al salir, era posible divisar el mar en la lejanía, un lugar apartado donde vivía una pequeña familia, una hija única de peculiares rasgos junto a su madre y su padre, un lugar donde estarían seguros de la amenaza noxiana durante la invasión a Jonia, o eso creían.

La pequeña niña se encontraba en casa, jugando con algunos juguetes en su ventana, un pequeño caballo de madera tallado a mano por su padre como regalo de su tercer cumpleaños, la chica imaginándose como ese sería su caballo cuando creciese y como estaría, como sus padres en su juventud, cometiendo hazañas de cuentos de fantasía, pero, a diferencia de su tranquilidad, sus padres, por otra parte, se encontraban en la sala de estar, conversando. —Tengo un mal presentimiento, Lon—Musitó la mujer preocupada.—¿Qué pasa, cariño?— Respondió el hombre, acercándose a ella y sentándose a su lado, intentando tranquilizar a la inquieta mujer. —Yo... —Un fuerte ruido fuera interrumpió a la mujer, ambos se quedaron petrificados en el sitio, sin saber como reaccionar, sonó como si alguien hubiera golpeado la madera de los árboles, unos segundos después pasos y sonidos metálicos empezaron a abundar en la entrada de la casa. —Coge a la niña, id a esconderos.— Murmuró el hombre mientras se levantaba y se dirigía a la puerta sin mirar a la mujer.

La madre entró agitada a la habitación de su hija, provocando un ruido de sorpresa en la niña.—¿Qué pasa ma...?— Su madre, antes de que terminara puso una mano en la boca de la niña y le indicó que tenía que permanecer en silencio. —Mamá y papá tienen que salir un rato, escóndete y oigas lo que oigas, no salgas.—Hizo una pausa.—¿Te acuerdas del escondite que hicimos tu y yo por si venían monstruos? Métete ahí, cuando vuelva daré tres golpecitos en el suelo, esa será tu señal para salir, ¿vale?— La niña asintió, confusa. —Bien—. Besó a su hija en la frente mientras la levantaba en brazos y la metía en un bunker improvisado debajo del suelo del armario de la habitación de esta y la dejó en dicho sitio.—Pase lo que pase, no salgas, solo puedes salir cuando escuches mi señal.— Dijo la madre antes de tapar el mini bunker y salir de la habitación sin dejar responder a una confundida niña que no entendía qué estaba pasando.

El bunker, constaba de un cubículo de madera situado debajo de la casa, muy bien camuflado, haciendo que, desde fuera, pareciera una simple parte más de esta, estando apenas iluminado por la luz exterior ahora tenue por la cantidad de lluvia de ese momento, olía a tierra mojada y no era un sitio agradable en el que estar pero no le quedaba otra si no quería ser regañada. 

La situación afuera no era para nada agradable, Lon, el padre de familia se encontraba en la entrada de la casa, escuchando con atención el ruido y conversación que unos hombres estaban teniendo, su mujer, por otra parte, estaba en su habitación, escondiendo sus rasgos vastaya con prisa, sabía quienes eran esos hombres y lo que querían.

Durante la invasión noxiana, el mayor foco de Noxus fue dirigido hacia los vastaya, quienes, por su magia fueron los más perseguidos, estos lucharon junto a los jonios con tal de proteger su hogar y hacer retroceder a estos. Los vastaya, son los descendientes mágicos más débiles de los mortales iluminados que tomaron el poder del reino espiritual conocido como Vastayashai'rei, los cuales estaban enemistados con los humanos por la destrucción y utilización de la magia de su territorio, Jonia. Lo que peor estaba visto, tanto por los propios vastaya como por los humanos eran los híbridos, algo que rara vez ocurría por lo anteriormente mencionado, pero que, en caso de ocurrir hacía que los vastaya fueran automáticamente expulsados de sus tribus origen y, que en la vida corriente de dichos híbridos fueran rechazados por los humanos, dejándoles en muy malas situaciones de vida.

Prisionera [Sett X Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora