- ¡Rubia! ¡Espera!
Giro mi cabeza para ver de nuevo al buenorro del flequillo rizado venir detrás de mi. Decido acelerar el paso intentando perderlo de vista. Al parecer ambos nos vamos a encargar de supervisar la misma actividad y desde que nos lo dijeron, no ha dejado de buscarme para, según él, repasar lo que haremos mañana. Y malditas sean las ganas que tengo de hacer nada ahora mismo.
- ¡Me hago pis! -le grito encaminando mis pasos bien lejos de él. Ni siquiera miro si me sigue o no. Simplemente camino alejándome para que se aburra y me deje.
Mis pasos me llevan hacia una arboleda. Resoplo y llevo mis manos a las caderas intentando calmarme un poco y es entonces cuando me doy cuenta, de que no he pensado en Alex todo el día, y esto, lejos de hacerme sentir mal, lo que hace es confirmar lo que desde hace tiempo sospecho: que las cosas entre nosotros no van bien.
A Alex lo conocí cuando yo tenía 18 años. Una de las asignaturas de mi carrera, la daban en la Facultad de Derecho. Nos sentamos juntos en clase y así fue como empezamos a conocernos, para, acabar saliendo juntos. Él es mayor que yo, y aunque al principio pensé que eso no sería un obstáculo, ahora pienso que si lo es, pues, sus intereses y los míos, no son los mismos.
Las peleas que tenemos últimamente es porque siempre me dice que soy una inmadura y que él da más a esta relación que yo. Y en eso estoy de acuerdo con Alex, si por lo menos lo quisiera tanto como cuando empezamos a salir, no estaría así.
El sonido de mi móvil me saca de mis pensamientos. Lo saco del bolsillo de atrás de mis pantalones y me extraña ver el nombre de Rosana, una de las amigas de mi hermana Dana.
- ¿Rose? -le pregunto nada más descolgar.
- Sara, ¿Qué tal cariño? ¿llegasteis bien?
- Si, todo bien. Esto es grande de cojones, ¿y tú qué tal? -le saco conversación intrigada de porqué me llama a mi y no a mi hermana para preguntar por nuestra llegada.
- ¿Estás con Dana?
- No, estoy sola. ¿Quieres que vaya a buscarla? -me giro para dirigir mis pasos de nuevo al campamento, cuando su voz me detiene.
- Mejor que no. Mira Sara, me hubiera encantado poder decirte lo que voy a contarte en persona, pero, ya no aguanto más. Y lo hago porque me caes de puta madre y no hay derecho a que tu hermana te esté haciendo esto.
- ¿A qué te refieres, Rose? no entiendo nada.
- Júzgalo por ti misma. Y lo siento mucho, cariño. Lo que te voy a pasar lo grabé yo.
Despego mi oído del teléfono. Miro la pantalla y Rosana me ha enviado un video. Le doy al play y al momento siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Quien graba está lo suficientemente cerca para que se vea perfectamente lo que sucede. Una pareja se besa apasionadamente apoyados en la parte trasera del coche. Trago saliva, porque el vehículo me es muy familiar, pero, aún tengo la esperanza de que lo que estoy viendo no sea verdad.
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Aquel Verano
FanfictionEl amor de verano nunca termina, solo cambia de lugar. Un campamento de verano. Una oportunidad de ser amados. Varias historias entrelazadas, pero todas con un nexo común, que ese amor de verano, ese que vivirán intensamente, dure para siempre. Po...