Capítulo 2

102 13 23
                                        

Dejo la maleta en la habitación que me han asignado, y viendo que el otro chico ya ha puesto sus cosas, simplemente voy hasta la cama libre y apoyo mi mochila en ella con la intención de empezar a deshacer el equipaje, no es muy grande pero cuanto...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dejo la maleta en la habitación que me han asignado, y viendo que el otro chico ya ha puesto sus cosas, simplemente voy hasta la cama libre y apoyo mi mochila en ella con la intención de empezar a deshacer el equipaje, no es muy grande pero cuanto antes me ponga antes termino.

Mis planes se interrumpen cuando siento que me abrazan por la espalda, por el olor de la colonia sé perfectamente quien es y la verdad esque me apetece entre 0 y nada.

-Carla, nos podemos meter en problemas — Al llegar nos lo han explicado claramente, las habitaciones están ya repartidas y no puede haber gente de otras habitaciones en determinadas horas. Esta norma es tanto para campistas como para monitores, y no es plan de liarla el primer día.

-Oh, vamos. Si no hay nadie y no estamos haciendo nada malo  — Carla y yo llevamos bastante tiempo siendo pareja pero las cosas no van bien, ella ha cambiado muchísimo últimamente, desde que tiene un nuevo grupo de amigas, y ya no es la chica con la que empecé a salir. Me pidió venir como monitores a este campamento para intentar arreglar las cosas pero dudo que funcione.

-¿No tienes que deshacer la maleta? —

-Tengo todo el día de hoy, los microbios no llegan hasta mañana — Esa es otra, no soporta los niños, ¿Por qué se apunta a monitora a un campamento infantil? No tiene sentido -No seas aburrido anda —

-No es ser aburrido Carla, es seguir las normas que nos han dado hace literalmente 15 minutos — Ella no parece darse por aludida y mete las manos por dentro de mi camiseta, lo que provoca que suspire y las aparte girándome para mirarla -Carla por favor compórtate, el chico podria venir en cualquier momento y además no quiero hacer nada —

-Oh venga ya, estas exagerando —

-No, no lo hace, me encantaría poder estar en mi habitación tranquilamente — La rubia y yo nos giramos y vemos a un chico apoyado en la puerta, ni lo conozco pero me cae bien. Conozco a esta chica y cuando quiere puede ser bastante intensa, me hubiera costado horas convencerla o sinmplemente hubiera aceptado para que me dejara en paz -Si quieren experimentar de donde vienen los niños, por favor aqui no —

-No te preocupes, ella ya se iba — Miro a mi novia y ella pone cara de digna y se marcha sin mediar palabra, yo miro al chico que ya ha entrado en la habitación y me acerco a él -Gracias por echarme una mano, no sabía como decirle ya que se fuera —

-Me he dado cuenta, tranquilo — Se encoge de hombros y me tiende la mano -Soy Kepa, un placer —

-Sergio — Le estrecho la mano y al soltar ese apretón es cuando me doy cuenta de que somos casi de la misma altura, quizas yo sea un poco mas alto pero no demasiado -Veo que no soy el único que va a tener que agacharse como haya árboles con las copas muy bajas —

-Si ese fuera el único problema — Le miro con una ceja alzada y él empieza a reirse -No has visto la cama, ¿no? —

Me giro a mirar la cama y no le veo nada especial hasta que examino la longitud, ahi no entro ni de coña. Miro la de mi compañero y veo que es del mismo tamaño, tiene pinta que a ambos nos va a costar dormir por no hablar de la cantidad de contracturas con las que vamos a terminar.

Aquel VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora