Algunos aprenden, otros no.

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El sonido intensos de las sirenas y la luces parpadeantes de una ambulancia alertaba a los autos de la vía quienes le abrían paso al vehículo. Dentro, dos paramédicos atendían la herida de Noel mientras Vanessa sosteniendo su mano se preguntaba cómo aún estaba conciente.

-El cuchillo le atravesó de lado a lado. Le desgarró todo el músculo pero por suerte no fracturó el hueso.

-¿Cómo sigue conciente?

-Me pregunto lo mismo. Puntos extras por ser fuerte- El otro paramédico anotó unas cosas en su tableta. -¿Me dice que fue un intento de robo, cierto?

-Uh, sí- Vanessa agachó la cabeza con culpa. Sabe que ella no es responsable de los problemas mentales o traumas que tengan William y Rena. Pero si no hubiera sido tan cercana a Noel esto no le habría pasado.

Noel entrelazó sus dedos con los de Vanessa sacándola de sus pensamientos y haciendo que la mirara.

-T-Tienes mucho que explicarme...- Vanessa rió nerviosa.

-Ja, ja. Sí... Eso tendrá que esperar.

No, no iba a hacerlo.

[ . . . ]

William no recordaba que el camino a casa fuera tan largo. Es cierto que los caminos se hacen más largos cuando realmente quieres llegar.

Nunca pensó volver a ese lugar después de tantos años. La soledad de la calle no le extrañó. Supone que nadie quiso vivir ahí después que se esparciera la noticia de que un asesino fue su vecino todo este tiempo.

Entre todas las casas vacías o cerradas destacaba la suya. Ya sea por la apariencia terrorífica o por los recuerdos que le traía. Estacionó la motocicleta en frente del lugar y se quedó mirando la entrada como estúpido.

Sus pies lo empujaron por si solos. Tenía un nuevo detalle, una cerca de madera con un letrero que decía: «Propiedad privada. No entrar»

Claro que era propiedad privada. Era su propiedad.

Se alzó de hombros y entró de todas formas. La puerta principal tenía pinta de que si la tocaba se caería toda la casa, así que fue lo más cuidadoso que pudo al abrirla.

Por dentro no era la gran cosa. Era justo como la dejó la última vez, pero más abandonada y decaída. Entró al salón principal intentando recordar algo bueno que haya pasado ahí, pero solo se vió regañando a su hijo mayor por estar todo el día echado en el sofá comiendo papas fritas y viendo la televisión.

Al menos el recuerdo le sacó una risa.

Se quedó mirando al cuadro en la pared. Una foto familiar en la que parecían sus tres hijos y él. Para él momento en que tomaron esa foto su esposa ya se había suicidado. Por lo visto, Michael se encargó de borrar su cara del cuadro con unas tijeras. No le hizo mucha gracia, pero al menos le da puntos por sus habilidades con los cortes.

Fue a la cocina donde solo había una ventana en la que entraba muy poca luz. No tenía puerta, y no se preocupó por encender el bombillo. Era obvio que no funcionaria y no quería iniciar un corto circuito.

Revisó los cajones esperando que no saliera alguna araña o ratón corriendo sobre él. Otra vez su cerebro trató de recordar algo bueno en ese lugar, pero nuevamente su hijo mayor protagonizaba la escena intentando cocinar un huevo para desayunar y terminar con la sartén en el suelo y un huevo quemado.

A diferencia de Vanessa, Michael nunca fue el chico más útil.

Siguió caminado tratando de encontrar lo que sea que lo haya traído a su antigua casa, que no se había caído por la misericordia de un Dios. La posibilidad de pisar mal y romper la escalera era mucha, pero quería llegar al segundo piso y ninguna madera en mal estado iba a detenerlo.

Family of psychopaths (Fnaf au)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora