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HENRY STONE

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HENRY STONE

Septiembre 1978















El olor de medicamentos le daban la señal a la rubia que estaba en San Mungo.

El reciente ataque a su casa aún la mantenía desconcertada lo último que recordaba fue ver a su madre y mortifagos.

— ¡¿Mamá?! — susurró Astra despertando.

Alastor se estiró para detener a su hija mayor de lastimarse por sus movimientos bruscos. — Astra, ten cuidado que puedes lastimarte.

Astra se detuvo al escuchar la voz de su padre. La joven vio a su hermana recostada en un sofá mientras su padre estaba sentado en una silla.

— ¿Dónde... donde está mamá? — preguntó Astra mirando a su padre.

Alastor intentó no quebrarse ante la mención de su esposa. Anastacia Moody murió el mismo día del ataque.

Astra pudo leer las expresiones en el rostro de su padre, tal vez por eso su madre decía que eran bastante similares, con solo sus expresiones eran fáciles de leer.

— No — negó Astra. Alastor se levantó para detener sus manos. — No, papá. Dime, que es una mentira, mamá está bien.

Debido a los gritos de Astra, Ariel despertó e intentó al igual que su padre calmar a su hermana mayor.

Astra gritó.

Un grito desgarrador que se escuchó afuera de la habitación, causando que Sirius Black sintiera un pinchazo en su corazón al escuchar a la mujer que aún ama llorar la pérdida de su madre.













Las clases en la academia habían finalizado, Astra se dirigía hacia la salida abrazando sus libros a su pecho.

Dumbledore le informó que su primera reunión junto a la Orden sería el día de mañana, día donde su padre se enteraría al fin.

— ¿Vamos a casa? — pregunto Henry Stone, su novio.

— Buenas tardes para ti también — bromeó Astra dejando un corto beso en los labios de su pareja.

Astra llevaba tres meses junto al joven Henry Stone, chico de sangre mestiza, lo conoció en la Academia, estudiaba para Auror así como ella.

Los dos salieron de la academia tomando la misa dirección, Astra se había mudado de casa junto a Henry después del accidente ocurrido en su casa, Alastor no se había opuesto en lo absoluto, pasaba mucho menos tiempo en casa y con Ariel en Hogwarts, su hija mayor estaría aún más sola en casa.

Henry metió su mano en el bolsillo trasero del pantalón de Astra, acercándola a él para dejar un beso en sus labios.

Astra sintió el olor de una fragancia conocida, una que su ex novio: Sirius Black solía usar.

— ¿Fragancia nueva? — preguntó Astra a Henry.

— Si ¿Te gusta? — preguntó Henry con una sonrisa.

Astra arrugó su nariz fondo la señal de una negativa. — Me gustaba más la anterior.

Astra colgó la mochila en su hombro caminando lejos de su novio. Henry frunció el ceño confundido ante la actitud de su novia.










Astra terminó de ducharse envolviéndose en una toalla de color blanco.

Así llevaba su rutina diaria, de la escuela a casa, o sino al ministerio para hacer prácticas con su padre.

La rubia escondía un secreto, tenía la sed de venganza desde el momento que se enteró de la muerte de su madre quería cobrar venganza por la muerte de la mujer que más la protegió en su vida y la cuido. Pero si le decía a alguien sus verdaderos motivos de unirse a la Orden sería la deshonra de todos e incluso podrían tratarla como una traidora.

Terminó de colocarse la pijama para salir de la habitación encontrándose con Henry quien terminaba la cena.

— Es mi forma de disculparme por la loción — dijo Henry dejando un plato con pasta y puré de papas.

Astra suspiró acercándose hasta el joven pasando sus brazos por la espalda de su novio.

— No me moleste por la fragancia — murmuro ella besando la mejilla de su novio. — Es solo que ese olor me trae recuerdos y no precisamente buenos.

Henry besó la frente de Astra.

— Mañana iré a conseguir la fragancia anterior — dijo Henry mientras se servía un plato de comida para él. — Será mejor que comamos o esto se enfriara.

— Mañana será la primera reunión de la Orden conmigo, creo que mi padre no estará del todo feliz al verme.

— Está preocupado por ti, cada que lo veo me pregunta como te sientes y si ya hablaste del ataque con alguien — dijo Henry de manera sutil sin ser agresivo.

El ataque.

Esa noche era un recuerdo que Astra deseaba borrar con todas sus fuerzas, pero no podía, cuando parecía estar a punto de lograrlo nuevamente la sed de venganza se apoderaba de ella.

— Estoy bien.

Era algo que Astra decía mucho últimamente, pero nadie creía. Era mejor no instar, Henry prefirió no abrumarla y cambió el tema a una materia en la academia que se le dificultaba, Astra le explicó de manera que él pudiera entenderle sin que sonara a una sabelotodo.

Estar así explicando le recordó a cierto pelinegro de ojos grises, a un chico que conoció por unas tutorías que McGonagall le ordenó, quien le diría que aquellas tutorías se convertirían en su mejor y peor decisión.

ANOTHER LOVE; Sirius Black Donde viven las historias. Descúbrelo ahora