- Dijiste que no harías esto cuando te fueras.
- lo pensé mejor
- ¿Lo pensaste mejor? ¡DIJISTE QUE NO LO HARIAS! ¡ERES UN MALDITO MENTIROSO SEOKMIN!- Hae-rin se desplomó en el suelo, temblando de pena y rabia que sentía en ese momento- prometiste que no me dejarías que cuando te tocará cumplir con la milicia no me dejarías. Y ahora...
Su silencio era lo que más le molestaba, porque aquel hombre frente a ella le había jurado no terminar su relación cuando entrara al servicio, que estarían juntos y sus días de vacaciones los pasaría a su lado. Le había prometido un futuro pero lo había pensado mejor y mando todo al carajo.
- Hae-rin - Seokmin trató de tomarla más sin embargo Hae-rin empujó sus manos cuando las sintió cerca- Yo lo siento, pero creo que es lo mejor, vas a estar mucho tiempo esperando.
- ¡Y A QUIEN DIABLOS LE IMPORTA ESO! ¿ACASO NO DEBERÍA DECIR ESO YO?
- Hae-
- Hae-rin nada, vete, no te quiero volver a ver.
- Conversemos
- ¡Acaso eres sordo! ¡VETE!
Ni siquiera se movió de dónde cayó, y él no siguió intentando, escucho como tomaba sus cosas y los pasos que dió para salir de su apartamento, saliendo de su vida.
Una vez escucho la puerta cerrarse dejo salir todos los sentimientos acumulados en una catarata sin fin, los comentarios de sus amigas le resonaban en la cabeza como una eterna tortura junto a las Miles de palabras bonitas pero vacías de una promesa total, sentía que le faltaba el aire entre cada sollozo, los gritos se amontonaban en su garganta haciéndole difícil, casi imposible, seguir respirando.- ¿Por qué Seokmin? - su pregunta dirigida floto en el vacío y soledad del momento, con la poca fuerza que sentía se paró para sin fuerzas acostarse sobre el sofá, el cuál al cabo de largos minutos sería el lugar donde caería dormida.
Los siguientes días fueron un monótono paisaje gris, salir de casa para trabajar, volver y dormir, olvida alimentarse durante el día y su desempeño en el trabajo le llevaron un par de regaños por parte de su jefe, la constante iba a sus pensamientos hacían que ella pareciera siempre estar en la luna. Se preguntaba dónde estaban todos esos amigos que juraba tener, aquellos que habían desaparecido como su relación. "quizás eran parte del paquete promocional"Había escuchado por todos los portales que su ex novio se enlistaria en la Armada coreana, un año y ocho meses de estadía, tiempo suficiente para olvidarlo, o al menos eso pensó. Pero al parecer nada en el universo estaba a su favor.
Al mes de la última vez que se vieron,Hae-rin supo que ya no iba a estar sola, al menos no por 19 años más o al menos tenía la sospecha ya que sus constantes malestares no podían atribuirse a su ruptura sentimental.- Kang Hae-rin - su nombre se escuchó a lo largo del pasillo, un hombre de avanzada edad salía a llamarla de su consulta - Buenas tardes.
- Buenas tardes- tenía miedo, sentía que vomitaria nuevamente, el doctor le indico como debía acomodarse, era el momento decisivo y definitivamente no era como esas veces en las películas, cuando el médico le indico que viera hacia la pantalla, Hae-rin sintió como su mundo se detenía por un instante, casi como una burla la pequeña figura amorfa se movía dentro de ella - No puede ser...
- Por lo que veo, tiene poco más de 9 semanas, felicidades. ¿Quieres escuchar su corazón?
- ¿Se puede? ¿No es muy pequeño?
- Es bastante grande para 9 semanas - apretó unos botones y luego la habitación se llenó de un sonido parecido al de un soplido y asumió que eran los latidos de su hijo. Después de eso, el doctor le indicó todos los pasos a seguir y cuando debería volver. Se despidió pero su cuerpo cayó nuevamente en el asiento que ocupó.