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—Y luego Marilla dijo que no debia convivir con adultos —termino de contar Anne mientras se sentaba en mi cama, claramente molesta.

—Solo quiere cuidarte Anne —le conteste.

—Lo se, pero de verdad quiero ir a esa fiesta —exclamo la pelirroja —La forma en la que Diana describe cada suceso que ocurre ahi es simplemente esplendido y tentador.

Rei ante su expresion y simplemente le di una palmada en el hombro —Tal vez la señora Cuthbert recapacite, por ahora tenemos que ir a la escuela o llegaremos tarde.

Ambas tomamos nuestras cosas y Anne paso sus brazo, enredandolo con el mio para asi dirigirnos a la escuela.

—¿Como estas tu? —me pregunto mi amiga —luego del incidente en la cna de Navidad.

—Ni siquiera me lo recuerdes —dijo claramente agobiada —no he vuelto a hablar con mi padre, solamente nos damos los bueno dias o las buenas noches.

—Estas en tu derecho, insulto a todo el genero femenino.

—Eso es cierto, pero es mi padre y se que sus ideas son viejas y necesitan cambiar —dije positivamente —y yo lograre eso.

—Cuenta con mi ayuda.

Ambas reimos y entramos al salon de clases, dejando nuestras cosas y sentandonos en nuestros asientos.

Ahi fue cuando lo vi, hablando con el profesor.

—¡Mi padre esta muerto, señor! —la exclamacion de Gilbert llamo la atencion de todos.

—La metafora aun funciona.

Gilbert se alejo molesto y se sento en su pupitre, solamente me podia dedicar a verlo con lastima.

—¿Donde estabas? —la voz de Anne me saco de mis pensamientos, observe como Diana recien llegaba al salon.

—Padre se enfermo —explicaba la pelinegra —no iremos a la fiesta de la tia Josephine.

—Pero...

—¡Silencio! —hablo el profesor —abran sus libros, donde nos quedamos.

La clase continuo aburrida hasta que la campana por fin sono.

Anne, Diana, Cole y yo nos diriginos a nuestra pequeña casa en el campo.

La pelirroja y la pelinegra seguian discutiendo acerca de la fiesta.

—A mis padres y a mi nunca nos habian invitado a estas fiestas —se expreso Diana —Pero que dios no quiera que a mi padre le diera un resfriado.

—Es absurdo que las damas no podamos viajar sin un acompañante masculino —hable solamente para tratar de aportar algo a la conversacion y ambas chicas estuvieron de acuerdo.

—La tia Josephine invito a una pianista famosa y...

Cole se levanto molesto, interrumpiendo nuestra platica a la vez que tiraba su cuaderno de dibujo al fuego.

—¡Cole! —exclame mientras Anne sacaba la libreta con una rama —¿Porque haces eso?

—Ya deberia haber mejorado —dijo el chico —Me quitaron la ferula hace semanas y no puedo dibujar como antes.

Salio hecho una furia de la cabaña con nosotras de tras del el.

—No puedes darle la espalda a tu arte —comenzo a hablar Anne.

—No Anne —interrumpio Cole —no quiero hablar de esto.

—Si el dia fuera mas frio combinaria con nuestros animos —dijo Anne.

OTRO CABELLO DE FUEGO | Gilbert BlyhteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora