HURREM SULTAN
Los gritos de la concubina pelirroja se oían por todo el palacio. Mientras su majestad, aquel que decía amarla con locura estaba en sus aposentos con Nurhan. Ambos disfrutando de su cena mientras la pelirroja apretaba las sábanas y sus ojos derramaban lágrimas mientras gritaba.
Pujaba tanto como podía, sentía su interior totalmente destrozándole. Quería sacar de una vez a aquel bebé. Sabía que sí nacía un varón tendría el apoyo de sus majestades, y Mahidevran no podría hacer nada contra ella. Pero su mayor deseo era que ella y su pequeño pudieran vivir tranquilos y sin problemas.