Alexandra La Rossa
LA VIDA DE LA FAVORITA de su majestad era muy común antes de llegar al palacio de su majestad. Alexandra La Rossa, hija de un sacerdote y una mujer ordinaria del pueblo, era una chica dulce y amorosa con sus familiares.Tenía una pequeña hermana menor, a la cual amaba con todo su corazón. Alexandra creía tener la vida perfecta, hija del sacerdote, hermana mayor y prometida de un pintor talentoso. Era la vida que siempre quiso.
Su vida perfecta se rompió en miles de pedazos cuando piratas atacaron sin piedad su pueblo en plena misa. Ella presencia la muerte de su padre, su madre y nunca supo nada más de su hermana menor. Y ella creyó que su gran amor, Leo, también había muerto como todos los demás.
Ella fue raptada por los piratas junto a otras mujeres; una de esas mujeres era María. Ella había sido una de sus amigas en el pueblo, y ahora, era una de las raptadas. Así que ambas se mantuvieron juntas, prometiendo no separarse. Eran las dos únicas que habían sido llevadas. O, por lo menos, las dos únicas en aquel barco.
No podían entender el idioma y no sabían dónde estaban yendo. Por lo tanto, estaban asustadas, ambas rezaban para mantenerse juntas, y al no ser separadas una vez tocaran tierra firme.
Entendieron una que otra palabra dicha por los bárbaros, y una de esas palabras era el nombre del palacio Topkapi, el palacio donde residía el Sultán Süleyman y su familia. María dio la idea de que una vez llegaran a ese gran palacio, podrían pedir auxilio a alguna de esas poderosas mujeres para regresar a su hogar.
Pero Alexandra sabía en su interior que era complemento en vano. No regresarían y ella no quería volver, no para confirmar que su amado Leo estaba muerto ni para ver los cadáveres sin vida de sus padres y hermana.
En el barco estuvieron en silencio la mayor parte del tiempo, bueno, Alexandra fue la única que hizo una escena cuando, en su interior, se obligó a aceptar que Leo estaba muerto, igual que todos los demás.