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Recapacitar con la cabeza fría era una buena idea. A decir verdad, estaba muerta de miedo por lo que iba a hacer.
Si debía ser sincera, en el fondo sabía muy bien que esto era muy necesario por varios motivos, entre ellos: darles una lección y quitarlos de mi camino.
Podía estar toda la vida culpándome por algo que había hecho mal: engañar a Damesse. O, podría estar saciada de ambos hombres hasta el cansancio y tener los recursos necesarios para que dejen de molestarme por un tiempo. Y yo no podía permitirme no saciarme teniendo una mínima oportunidad, aunque ellos piensen que era Dalia. Si tenía que esconderme bajo otra identidad no era problema para mí, con tal de conseguir lo que tanto deseaba. Pruebas.
(...)
—Bien, repasemos el plan. —continuó Dalia por quinta vez y, al ver que no reaccionaba por estar sumida en mis propios pensamientos, pasó la mano por mi rostro para llamar mi atención.
—No creo que sea necesario, ya lo hemos repasado un centenar de veces —recordé con hastío y migraña, mientras unas náuseas invadían mi estómago y garganta.
Necesitaba que se me pase la migraña, porque en exactamente dos horas tendría que enfrentarme a ambos hombres en la Suite Jane del hotel Moxy en East village, lejos de nuestros hogares y de cualquier testigo conocido.
—Discúlpame por estar nerviosa, tengo que recordar que no seré yo la protagonista de esta película porno, solo soy la asistente que lava sabanas llenas de sem...—rio a carcajadas cuando le lancé un golpe en las costillas para que haga silencio, intentando sacarme una sonrisa, pero esa declaración me hizo aterrar al pensar nuevamente en lo que iba a hacer.
—Tampoco lo digas así, solo son un medio para un fin —fingí restándole interés mientras que por dentro me temblaba hasta el alma de los nervios.
—Bien, las seis sumisas llegarán en quince minutos. Les daré los detalles mientras tú te preparas mentalmente. Todas tendrán tu perfume y tienen el mismo color y largo de tu cabello —asentí mientras ella enumeraba todo —. Luego llegan ellos con quince minutos de diferencia y les digo que se pongan esto —señaló las dos máscaras que solo le dejaban libre la mandíbula, nariz y boca, mientras que el resto estaba totalmente cubierto y asegurado con un pequeño candado rodeándoles el cuello para que no puedan quitárselo bajo ningún término. —. Le pongo los grilletes al primero: Damesse. Y luego, cuando llegue Mark, se los pongo a él.
—Mientras tanto Adam sigue bloqueando las cámaras de seguridad para que nada quede registrado en todo el hotel y el técnico coloca las cámaras en la habitación para que se grave todo. —continué pensando en una forma de que no se den cuenta el uno del otro dentro de la habitación.
—Parece tan fácil que asusta un poco —temió Dalia atendiendo el móvil que sonaba en su pequeña cartera. —. ¿Qué se te ofrece, bombón? —contestó con su voz más melosa, confirmándome que quien llamaba era nuestro infiltrado en seguridad: Adam.
Me miré en el espejo que deslumbraba mi vestimenta peculiarmente inusual para mí, pero que me hacía sentir muy cómoda y hermosa. De todas formas, era poco factible que me acerque a ellos más que para lo mínimo e indispensable.
¿Hay que creerte? No has podido mantener tu palabra desde que comenzaste, ¿qué te hace creer que ahora vas a cumplir? Ese era el ángel de mi hombro, que siempre tenía la palabra de la verdad.
Esta vez sí lo va a cumplir. Carcajeó el diablillo de mi hombro contrario, riéndose con fuerza y de forma extraña como si el mismísimo demonio hubiese conquistado cada rincón de su pequeño ser.
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Ley & Deseo: Sumisión [COMPLETA]
عاطفيةPrimer libro de la saga: Ley y Deseo. El sexo en un adolescente es algo excitante y nuevo. Imagínate que tu sexualidad y deseo se enciendan totalmente luego de conocer a un hombre que te lleva diez años, frío, seguro de sí mismo, y... prohibido. ¿Y...