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11»Kanima al descubierto 1/2

🦋Capítulo 11;

La mañana estaba siendo eterna, cómo era de esperarse, y eso que ni siquiera estaba mencionando el detalle en dónde debíamos proteger a Lydia de las filosas garras de Hale y su manada sin que ella lo notará.

La clase de química estaba por dar inicio y eso significaba que tal vez las palabras de Jackson sean acertadas, y entonces, Erica y Isaac irían tras Lydia.

Y sí, debía admitir que aquella posibilidad me estaba poniendo muy nerviosa, demasiado.

—Derek no la matará si no tiene pruebas —intente mantenerme positiva, mientras me adentraba al salón de clases. Stiles y Scott detrás de mí.

—Tal vez le haga una prueba como lo hizo con Jackson —sugirió Stiles, adelantándose a mi lado para tomar asiento en un pupitre doble.

—¿Cómo cual? ¿Paralizarla?—deje mi mochila sobre la mesa, frente a él.

—Es lo más probable, pero.. ¿cómo? —pregunto Scott, tomando lugar junto al castaño.

—Mejor dicho dónde —señalo Stiles.

Y fue cómo si el universo nos escuchará, que en ese preciso instante nos respondió con la llegada de Isaac y Erica al lugar.

—No puede ser —murmure, provocando que ambos voltearan sin disimulo. Stiles fue el primero en regresar a verme, su rostro reflejando toda la preocupación, empeorando al mirar detrás de mí.

—Lydia también esta aquí —mencionó. Me gire a verla al instante, ¿cómo no lo había notado en cuanto llegué? Ella estaba tan centrada en sus apuntes que ni siquiera la ví.

Regresé a los muchachos, desviandome al notar la maliciosa sonrisa que Isaac y Erica esbozaron al percatarse que mi amiga se encontraba sola. Inmediatamente tome mi mochila, prediciendo sus macabras intenciones, sentándome junto a Lydia antes de que alguno de ellos siquiera pudiera intentarlo.

La pelirroja dejo de escribir para verme, elevando una de sus finas cejas, juzgando mi repentina aparición. Sonreí.

—Buenos días —salude, acomodando detrás de mí oreja el molesto mechón de cabello que escapó de mi coleta.

—Se supone que estoy enfadada contigo, pero me evitaré el estrés para prevenir arrugas —regreso la atención a sus libros y yo maldije internamente.

Había estado tan ocupada este último tiempo, con tantas cosas por las cuales preocuparme, que olvide por completo disculparme con ella. Por Dios, ¿que clase de amiga hace algo así?

—En verdad lamento lo que pasó la otra noche, Lyd. Juro que jamás volveré a hacer alg.. —trate de dar mis disculpas, pero lo deje a la mitad en cuanto ella me vio, su dedo índice en señal de silencio.

—¿Acabas de llamarme «Lyd»? —oh, ¿eso estuvo mal?—. Nadie jamás me ha llamado de esa forma —no sabía cómo reaccionar a sus palabras, ¿era bueno o malo?—. Tienes un punto a favor por la originalidad. Ahora continúa —asome una pequeña sonrisa, al parecer estuvo bien.

—Soló decirte que en verdad lo lamento y que jamás, en verdad jamás, volveré a generar en m tí el sentimiento en dónde tus problemas no son importantes para mí —admití, desde lo más profundo de mi corazón. Ella elevó ambas cejas, fue una expresión suave pero notoria.

—¿Lo dices en serio? —murmuro, dudosa ante mis palabras.

—Por supuesto que lo digo en serio, Lydia —¿Por qué no me creería?

—¿Lo prometes? —quiso asegurar.

—¡Lo juro! —extendi mi meñique, provocandole una sonrisa que intento disimular. La ví rodar los ojos.