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Aquella noche, cuando Harry regresó a su apartamento de Victoria, ciudad en la que estaba destinado, ____ dio vueltas en la cama durante horas, preocupada por Tippy Moore y la extraña reacción de Harry a la noticia de que iba a protagonizar la película. La modelo parecía fascinarlo solo por sus fotografías, y era lo bastante obvio para resultar doloroso. Aunque sentara a ____ sobre sus rodillas y la consolara por sus cicatrices, la trataba de manera impersonal. Nunca la había tocado indecorosamente, a pesar de los esfuerzos de la propia ____.

Recordó aquel sábado, cinco años atrás, en el que su vida cambió de forma drástica. Todavía podía oler la sangre y el cuero, sentir el látigo en la espalda...

Entre oleada y oleada de dolor, oía una voz grave y rasposa maldiciendo sin parar. Era el único sonido audible, aunque otros cinco vaqueros estaban de pie en torno a ella con caras lúgubres y poses rígidas. El corral estaba polvoriento porque no había llovido, y ____ tenía briznas de heno en su pelo rubio alborotado. Estaba tumbada boca abajo, con la blusa hecha jirones. La sangre manaba de los cortes profundos de su espalda. Oyó golpes fuertes y gemidos en un lugar cercano, seguidos de un portazo. Un minuto después, notó que alguien se arrodillaba a su lado.

—____, ¿puedes oírme? —le preguntó Harry con aspereza al oído.

Ella entreabrió los ojos. Le costaba ver con nitidez, pero recordó que Harry Styles era la única persona que la llamaba por su nombre completo. Todo el mundo la llamaba __.

—¿Sí? —¿era aquella su voz? Sonaba débil y tensa. El sol brillaba con tanta intensidad que no lograba abrir los ojos.

—Voy a tener que levantarte, cielo, y te dolerá. Aprieta los dientes.

____ tragó saliva. Tenía la espalda en carne viva. La blusa se le adhería a la piel lacerada y sentía cómo la sangre se le enfriaba al empapar la tela. Olía extrañamente a metal.

Harry deslizó los brazos por debajo de las piernas de ______ y entorno a su caja torácica con tanto cuidado como pudo. La incorporó, tratando de no tocar la carne desgarrada, y notó la presión de sus pequeños senos en los músculos cálidos de su pecho. Estaba sollozando, tratando de ahogar el sonido mientras el dolor la traspasaba.

—¿Y... papá? —preguntó en un hilo de voz.

Los ojos verdes de Harry lanzaron un destello tan amenazador que dos de los vaqueros treparon a la cerca del corral para esquivarlo.

—Está en el cobertizo de los arreos —dijo con aspereza—. Y allí se quedará hasta que lleguen los agentes del sheriff.

—No —gimió ____—. Harry, no. No puedes hacer que... lo detengan. Mamá está enferma y no puede ocuparse del rancho. Yo tampoco puedo...

—Ya está detenido. Soy ranger de Texas —le recordó—. Pero le dije al capataz que avisara a la comisaría por la radio de mi coche. Ya vienen para acá.

—¿Quién dirigirá nuestra parte del rancho? —repitió, todavía perpleja por lo que había ocurrido de manera inesperada. Su padre tenía un historial de comportamiento agresivo cuando se emborrachaba. De hecho, Ellie, la madre de _____, estaba inválida porque Tom Gaines la había empujado por la escalera en un arranque de rabia estando bebido y le había roto la pelvis. La cirugía de urgencias no la había curado por completo y, para remate, tenía los pulmones débiles.

—Yo me ocuparé del rancho, de tu parte y de la mía —dijo con aspereza, y siguió caminando—. No te muevas, cielo.

Las lágrimas resbalaban por las pálidas mejillas de _____. Harry la miraba con los labios apretados. Se le había deshecho la coleta y su largo pelo rubio estaba manchado de su propia sangre reseca. Harry maldijo entre dientes, y solo se interrumpió cuando la ambulancia se acercó a velocidad de vértigo por la carretera de acceso del rancho.

Tierra de PasionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora