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_____ y Grier estaban tan absortos que no vieron a Harry hasta que no causó un pequeño estrépito acercando una silla al reservado y sentándose a horcajadas entre ellos. Los dos lo miraron, sorprendidos.

A _____ le dio un vuelco el corazón, pero trató de disimular. Estaba furioso, muy furioso.

—¿Qué he hecho ahora? —le preguntó con estudiada despreocupación. Harry la miraba encolerizado.

—¿Qué le has dicho a Tippy? Estaba llorando cuando me fui.

Aquella pregunta directa la dejó turbada, y no pudo reaccionar. A Cash, en cambio, le llameaban los ojos.

—__ no le ha dicho nada. Se acercó y empezó a tontear conmigo, y le di un corte —dijo Cash—. No me gustan las modelos. Si estaba disgustada, ha sido por mi culpa, así que no acuses a __.

Harry enarcó las cejas.

—¿Qué tienes en contra de ella?

—No es nada personal.

Se quedó mirando a Cash con abierta curiosidad.

—He tenido que traerla de regreso a su hotel. No podía trabajar. El ayudante de dirección está furioso.

—Vaya, lo siento por él —dijo Cash sin emoción en la voz—. Puedes decirle de mi parte que no inflo los egos de niñas mimadas de ninguna edad —se puso en pie—. __, te llevaré al rancho. Quiero investigar esa pista.

__ se puso en pie, atrapada entre el enojo de Cash y la agitación de Harry, sin ninguna salida a la vista. Lamentaba no haber viajado a Jacobsville en su camioneta.

—Puedes volver conmigo —dijo Harry—, y ahorrarle el viaje a Cash.

«Estupendo», pensó. «No me quedarán pulmones cuando llegue. Se me inundarán con ese perfume caro de Tippy». Seguramente, el vehículo de Harry apestaba a él.

—No me importa llevarla —insistió Cash. Harry se aproximó un poco a él, sin pestañear. Llevaba su sombrero de ala ancha inclinado sobre la frente, y todas las líneas tensas de su cuerpo reflejaban agresividad. Estaba buscando pelea.

Cash lo sabía, y tuvo suficiente sentido común para no permitir que la situación se les fuera de las manos.

—Está bien —dijo de buen grado—. __, te llamaré la próxima semana y alquilaremos una película en mi día libre.

—Estupendo —dijo, sonriéndole—. Gracias por el almuerzo.

Cash se encogió de hombros.

—Me lo he pasado bien. Hasta pronto, Harry.

Harry asintió y Cash lo rodeó con indiferencia, como si no percibiera la clara amenaza de la postura de Harry.

__ sabía que estaba furioso. Imaginaba que se debía a lo que Cash le había dicho a su modelo. Recogió su bolso y se lo echó al hombro.

Harry se volvió hacia ella y la miró con desaprobación.

—Podrías haberte cambiado de ropa en lugar de venir así a la ciudad.

—Si no te gusta cómo estoy, entonces, ve tú a mover el ganado, a recorrer la cerca, a revisar los abrevaderos, a echar heno, a limpiar los establos, a...

Harry levantó una mano y suspiró con enojo.

—Sé que necesitamos más mano de obra. No me gusta que tengas que trabajar.

—Soy la hija de un ranchero —le recordó—. No estoy haciendo nada que no haya hecho desde que papá me montó sobre un caballo por primera vez.

Tierra de PasionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora