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Cuando __ volvió a casa, desensilló a su montura y devolvió el rifle al vaquero que se lo había prestado, Harry y Tippy ya se habían ido.

Maude estaba en la cocina, refunfuñando por el desorden de materiales de rodaje con los que tenía que trabajar. Cuando __ entró, la encontró ante la pila.

—Te estabas escondiendo, ¿eh? Ojalá hubieras tenido la amabilidad de llevarme contigo, en lugar de dejarme aquí.

—¿Tan terrible ha sido?

—¿Terrible? —la mujer hundió una sartén sucia en el agua jabonosa—. Te arrolló como un tanque. Ha convencido a Harry de que estás enfurruñada porque le está prestando mucha atención a ella. Cree que eres muy inmadura.

—Y yo creo que ella es un incordio —replicó __ con aspereza. Se quitó el sombrero antes de repantigarse en una silla, ante la mesa—. Harry le ha comprado un anillo de esmeralda. Si no lo vi mal, también tiene varios diamantes.

Maude frunció el ceño.

—¿Que Harry le ha comprado un anillo? ¿Con qué dinero? —exclamó—. No tiene tanto.

—Seguramente, con sus ahorros —dijo __ con aflicción—. Y ¿qué puedo decir? No es justo que tenga que gastar hasta el último centavo que gana en mantener en pie este rancho.

—Pequeña... —dijo Maude, haciendo una mueca—. Lo siento mucho. Me había fijado en el anillo, pero no sabía... ¿Estás segura de que se lo ha comprado Harry?

—Ella dijo que sí. No voy a preguntárselo a Harry, si es eso lo que sugieres. Ya me ha mirado mal porque quiero que Cash me enseñe a usar una pistola.

Maude vaciló.

—Cash no le cae bien.

—Dice que hay cosas del pasado de Cash que no puede contarme —corroboró __—. Pero no estoy pensando en casarme con él. Es mi amigo.

—Yo creo que él querría ser algo más.

__ sonrió con tristeza.

—Estoy casada. Claro que soy la única a la que le importa.

—Tippy Moore no lo sabe.

—¿Y de qué serviría que lo supiera? —conjeturó __—. Las mujeres como ella no ven obstáculos en su camino. Puede tener al hombre que se le antoje; me lo dijo ella misma —añadió con una sonrisa burlona.

—A Cash Grier, no —replicó Maude.

__ rio, pero sin ganas.

—Menos mal que hay un hombre que no se deja cautivar por esa sonrisa venenosa.

Maude miró a la joven con preocupación.

—Los hombres siempre quieren ver algo hermoso pero ¿cuántos querrían casarse con un rostro codiciado por muchos otros? ¿Cómo podría estar seguro de que le sería fiel?

—Si ella lo quisiera, lo sería.

Maude resopló.

—Le encantan las baratijas, y no ve más allá de sus propios atributos, ¿cómo va a valorar los de otra persona? Además, es rencorosa —añadió Maude con firmeza—. Te apartará de Harry tanto como le sea posible.

—Harry no me quiere —dijo __ con un suspiro— . Nunca lo ha hecho —desdeñó el beso largo y profundo. A fin de cuentas, no había sido más que una lección. Entonces, recordó el extraño beso rápido que le había dado en el todoterreno después del almuerzo con Cash. Seguía sin comprenderlo. Claro que Harry estaba un poco raro últimamente.

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