Dieciséis

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Al escuchar esas palabras mi corazón se detuvo y sentí que mis piernas fallaban, no pude evitarlo y caí al suelo sin dejar que el doctor terminará la frase. Mis ojos se llenaron de lágrimas en tan solo imaginar lo que trataba de decirme.

-señor jeon cálmense- me dice ayudandome a levantar- déjeme terminar por favor.

-Digame rápido doctor, por favor.

-hice todo lo posible, y logré salvar la vida de su esposo, unos minutos más y no podría sobrevivir.

Respire bien al escuchar sus palabras por un momento pensé que perdería a la luz de mi vida, sonreí y me limpie las lágrimas pero esa sonrisa se desvanecio como la arena.

-tiene que ser fuerte señor jeon- suspira- su esposo sufrió un fuerte golpe en la cabeza, el se encuentra en coma y probablemente no despierte por ahora.

-qu-que?.

-tenemos que hacerle un buen tratamiento, de el depende mejorar de ahora en adelante.

Sentí mi corazón romper al escuchar esas palabras, no podía con esto, mi bebé, mi príncipe está en coma por culpa de ese maldito de mierda, definitivamente ahora quiero matarlo más que antes. Le pedí al doctor que me llevará a la habitación de jimin y así hizo, al entrar mi corazón se arrugó al ver a mi chico en la camilla con muchos cosas en sima, su cabeza vendada, era una imagen tan dolorosa no puedo ni imaginar perderlo. Me acerque a el y acaricie su cabello está sedoso, bese su frente y deje caer una lágrima que cayó justamente en su mejilla.

-amor, por favor no me dejes y vuelve a mi- dice en un susurro- prometo matar a ese infeliz y te lo juro que dejaré este mundo para siempre, quiero tener una familia feliz contigo.- después de despedirme dejo un beso en la frente de él y salgo de la habitación.

Siento mi sangre hervir y camino hacia la salida del hospital y ordene que está mierda no se habrá para nadie, en caso de que sea una emergencia de un niño, le puedo cerrar el hospital a algún adulto pero a los niños no, vamos no soy tan hijo de puta.

Lo primero que hize fue ir a la mansión donde se supone que está el equipo, y así fue. Mi maldita casa parecía una oficina policial, había de toda mierda he incluso habían policías acá. Me acerque a una de las computadoras mirando las cámaras a ver si lograba encontrar a Jhon y no vi un carajo, no podía estar más frustrado.

-jeon, hablamos con los Yakuza dicen que Jhon los llamo para que estén de su lado, pero ellos están con tus padres desde hace mucho así que te van a ayudar- sonreí como un loco al escuchar cada palabra que salia de la boca de Tae- mañana lo tendrán en la casa de ellos así que tenemos que estar allá cuando llegue.

-perfecto, envíen a más personal a cuidar a jimin, y los demás nos vamos de aquí.

No tuve que mencionar más nada cuando todo el mundo salió de mi casa junto a mi para dirigieron a la mansión de los Yakuza. Al llegar hablamos un buen rato, era de noche y comenzamos a instalar todo lo necesario para esperar la llegada de jeon, está vez no se me iba a escapar, juro por mi maldita vida que lo mataré sin rodeos de un maldito tiro a la cabeza.

Es de madrugada y no puedo dormir pensando en Jimin, no quiero que le pase nada, tengo las esperanzas de que se recupere pronto y podamos ser felices para el resto de nuestro días. Me sentía tan frustrado que solo salía al balcón y prendí un cigarro, mire al cielo mientras soltaba el humo, me sentía perdido, pero a la vez tenía esa sed de matar como nunca la había tenido, soy profesional en mi trabajo ser el hijo de los mejores mafiosos que tuvo corea no es fácil, todos te quieren matar, pero siempre la jugada les sale mal, jamás dan conmigo antes de que yo de con ellos y los acabe de un tiro, cada familia que he matado, siempre mato a los adultos y dejo a los niños en adopción para que no estén en peligro alguno. Hubo una familia a la cual mate y dejé vivo a un chico de 19 años, y lo tuve y le di un techo al saber su vida me dolió tanto.

Un Loco Enamorado- KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora