II

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En este tiempo estuvieron pasando un sin fin de cosas

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En este tiempo estuvieron pasando un sin fin de cosas.
El festival deportivo del que me habló mi tío tuvo como ganadores a tres de sus alumnos de la clase A. Iba a quedar en tercer lugar pero Tokoyami Fumikage me atacó de manera frenética que no lograba contraatacar y caí de la plataforma.

Bakugo resultó como ganador del primer lugar seguido de otro chico que resultó ser hijo de Endeavor. Espero que sea mi imaginación pero ese héroe profesional no me da buena espina, siento que oculta muchas cosas y, por alguna razón, a pesar de que Todoroki Shoto tiene la Quirk de su padre, no hace mucho uso de ella.

Esa clase tiene muchos secretos.

— ¿Saori?

— ¿Eh? — despegué la vista de la ventana para ver a Kendo, me miraba con curiosidad — ¿Si?

— ¿Estás bien?

— Sí, claro. ¿Por qué?

— ¡Uh! Alguien estaba pensando en ese rubio, ¿eh? — dijo Tokage al darse vuelta sobre su asiento para vernos, fruncí el ceño.

— ¿Cuál rubio? — preguntó Kendo —. No creo que sea Monoma porque no lo soporta.

— ¡Sí logro escucharlas! — exclamó Monoma, reí bajo.

— No, el de la clase A.

— ¿Te gusta alguien de la clase A? — preguntó Komori, quien subió los pies a su asiento para vernos, también se encontraba frente a nosotras.

— Pero, hay dos rubios, ¿no? 

Son muchas preguntas. Todas están indagando de manera incorrecta. Me rasqué la sien derecha al escuchar múltiples preguntas y que todas se estén basando en mis emociones hacia alguien que no me gusta. 

— Sí, el chico de electricidad que peleó contra Shiozaki y el de las explosiones que quedó en primer lugar.

— Kaminari Denki y Bakugo Katsuki — dije liberando un suspiro. Las tres sonrieron con complicidad — ¿Qué?

— Suspiraste con el ultimo nombre.

— ¡Kodai, te cambio de lugar! — exclamé poniéndome de pie para verla y ella iba sentada con Awase —. No... Ahora que lo recuerdo... No... — el pelinegro me miró, me sonrojé y me senté en mi asiento cubriendo mi cara con mis manos.

— Awase te invitó a salir, ¿verdad? — asentí a la pregunta de Kendo —. Y quiero suponer que le dijiste que no — volví a asentir. Las tres suspiraron con pesadez. Más que nada me sonrojé por vergüenza, por haberlo rechazado. 

— Entonces... Bakugo, ¿eh? — siguió diciendo Tokage.

— ¡Que no!

El autobús frenó y mi tío subió. Miré en dirección de donde él venía y no vi ningún otro autobús. Me levanté para sentarme con él. Al verme, liberó un leve suspiro, alborotó mi cabello y sonreí por su acción. 

Bad Liar; Bakugo KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora