IX

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De tener una mirada de sorpresa, las mejillas pintadas de carmesí, los ojos inquietos y que le hayan salido las orejas de pantera sobre su cabeza, me da la sensación que sí le gusto de verdad y que no tiene palabras porque lo he descubierto. Además de que ella me lo dijo antes de quedar inconsciente. 

La carcajada comenzó y se cubrió el abdomen con sus brazos. En lugar de calmarse, más subía de volumen y de intensidad. Se está burlando de mí. 

— ¡Ya basta! — exclamé y ella seguía riendo.

— ¡Santo Cielo! ¡Eso fue divertido! — dio palmadas en mi mejilla y comenzó su andar de regreso a la casa mientras reía. Sujeté su brazo para hacer que se detuviera.

— No has respondido.

— ¿Y por qué tanto interés? — preguntó ella, sonriendo. Me acerqué a su rostro para intimidarla pero sólo sonrió coqueta dejándome ver sus colmillos — ¿Te gusto o qué?

— No.

— Entonces no insistas en saber — dijo y se removió para que la soltara. Desaparecieron las orejas sobre su cabeza y sus dientes volvieron a tomar su forma real —. Y no. No me gustas. Eres como un calambre en el culo cuando estoy menstruando y tengo cólicos. Es lo peor. 

— ¡Oye!

— No grites. Recuerda que mis sentidos son más agudos que los tuyos — siguió caminando —. Nos vemos en la UA, Bakugo. 

Torcí la boca.

Quedé como un idiota.

Ahora, con mi indagación, pensará que me gusta. Bueno, sí me gusta pero la última que quería que supiera fuera ella. 

No le creo, no creo que no le guste. Cuando uno está delirando, es cuando es más sincero porque sabes que vas a morir. Voy a llegar al fondo de esto y descubrir su mentira. 

Mentirosa. 

Los días pasaban y regresamos a clases. No la veía por los pasillos, más bien veía que convivía con el inútil de Deku y le sonreía, incluso la cara redonda se encontraba con ellos. 

¿Por qué siento una opresión en el pecho? ¿Por qué estoy apretando mis puños casi al grado de lastimarme? No puedo estar celoso, ¿o sí?

— ¡Eh! ¡Bakugo! ¡Vamos a desayunar! — exclamó Kirishima, trayendo mi mente a la realidad. Miré por última vez a esos tres, ella había quedado sola, estaba metida en su celular, ¿dónde están sus compañeros? —. Ah, veo que ahora sus compañeros no están con Saori — comentó Eijiro con voz apagada —. La invitaré a desa...

— No — interrumpí y me miró confundido —. Yo voy. Creo que después de lo que pasamos ese día con la Liga de villanos, nos hemos hecho más cercanos.

Mentiroso. 

Por otro lado, mi amigo sonrió con amplitud.

— ¡Me alegra saberlo! — exclamó entre risas —. Mi mejor amiga de la infancia y mi mejor amigo conviviendo juntos. Luego serán novios, se casarán, tendrán hijos y serán grandes héroes profesionales.

— ¡Yo no me voy a casar con ella! — grité y siento una mirada sobre mí. No voy a voltear, ya sé de quién es — ¡Ya ve a apartar una mesa! 

— ¡Sí! — dijo alegre y se fue corriendo. 

Suspiré y cuando iba a mirar a Saori, ella pasó a mi lado sin verme. Es ahora o nunca.

— Qué manía de estarle gritando al pobre de Kirishima — dijo, deteniendo su paso —. Si ya es un martirio tenerte como amigo, ahora imagina escuchar tus gritos a cada rato.

— Deja de ser tan grosera — me miró sobre su hombro y siguió caminando —. Saori...

— ¿Qué?

Por un impulso corrí hacia ella para hacer que girara su cuerpo al tomarla de los hombros. La besé. Fue un impulso bastante idiota. Bueno, eso creía yo hasta que ella, después de darme manotazos en el pecho, comenzó a ceder. Fue lento, algo descoordinado para dos adolescentes que jamás han experimentado una sensación agradable como esta. Sujetó mis meijllas, siendo la causante y mi soporte para tomar su cintura y profundizar el beso. 

— No, Saori-chan se encontraba aquí — dijo una chica. Al yo desconocer su voz, me doy cuenta que es una compañera de Saori, además de que ella se movió.

— No vuelvas a hacer eso — dijo ella sobre mis labios. Sonreí y se dio media vuelta para salir corriendo en dirección de donde escuchaba esa voz.

— ¡Saori-chan! — exclamó una de las chicas —. Íbamos a ir a buscarte.

— Ya llegué — dijo entre risas. Risas nerviosas —. Vamos a desayunar.

Escuché sus pasos alejarse y con ello, quedé en silencio en el pasillo más no en mi mente, que me repetía una y otra vez el beso de hace segundos. Cómo de estar descoordinados pasamos a coordinar nuestros labios para ser del momento nuestro.

Me estoy escuchando tan cursi que yo mismo me acabo de dar asco. 

Me dirigí al comedor. Y... Oh, vaya sorpresa. Saori y dos compañeras están sentadas junto a Kirishima, Kaminari y Sero. Peor no me puede estar yendo.

Kirishima estaba sentado con Saori, quien a su lado estaban sus amigas. Frente a ellos, la rata eléctrica y el cintas estaban sentados. No sé qué es peor: sentarme frente a Saori o al lado de Sero. Nah, yo digo que al lado de Sero, pero si me cambio de lugar, no podré estar frente a Saori. 

— ¡Bakugo! — exclamó Kirishima al verme — ¡Ven! Te traje tu desayuno para que no tuvieras que formarte.

— Gracias — respondí y tomé asiento frente a Saori. La veía comer un platillo, no tengo idea de qué puede ser — ¿Eso es kimchi?

— Sí — respondió —, mi platillo favorito.

— Así que te gusta la comida picante.

— Así es.

Listo. Se ha ganado mi corazón.

— Una vez, Saori...

— ¡No! — interrumpió al meter una cucharada de arroz a la boca de Kirishima. Denki y Sero rieron por eso pero yo me quedé con la intriga —. Eso no se dice, Kiri — dijo entre dientes. Mi amigo sonrió.

— ¿Qué cosa?

— Nada que te importe, Bakuidiota — dijo y aunque me dio risa la manera en la que me acaba de llamar, no me reí —. Eso queda entre Kiri y yo. No metiches.

— Mira...

— ¡Ha-Hay que comer! — exclamó la chica de cabellos naranjas, tomando los cubiertos y dándole un codazo a Saori en las costillas para que también comiera. 

Me miraba fulminante, como si en su mente ya me hubiera matado más de una vez y de mil maneras. 

Pero...

Ese beso...

Lo voy a repetir con ella. Lo aseguro.



Bad Liar; Bakugo KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora