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Jungkook ha llegado a su departamento, todo estaba hecho un desastre total, en el sueño existía la presencia de cualquier tipo de objetos que la gran mayoría ni siquiera estaban antes en su pequeño espacio, botellas de whisky quebradas, copas rotas por doquier, lo más llamativo, su padre estaba sentado justamente en el lugar más prohibido, la fina barra de metal que separaba un balcón de otro.

Su instinto fue sacado de lo más profundo de su interior, daría en un segundo lo que no tenía por intentar comprender lo que sucedía, pero primeramente dejaría ese maldito orgullo a un lado, dejó su mochila en el suelo para correr hasta su padre, este estaba en el borde, si se movía un poco más hacia adelante caería. El alfa lo agarró de las caderas con fuerza y se tiró al suelo con él encima, Jin se quedó enmudecido con la mirada fija en el blanco techo que los protegía, para dejar que sus ojos se llenaran de lágrimas.

— ¿Acaso estás loco?

Vocifera un Jungkook furioso en cuanto liberó sus brazos del cuerpo de su padre, sus ojos habían adoptado un color morado oscuro, uno que jamás le había visto antes, tal vez eran esas tantas facetas que no conocía de él.

— ¿En que estabas pensando? Pudiste haber muerto, no te parece poco todas las deudas que me dejas también quieres dejarme con esa imagen toda la vida, ver como mi padre se lanza frente a mis ojos.

El grotesco rugido que salió de los labios de Jungkook hizo doblegar a su padre, literalmente lo lanzó al suelo de rodillas, Jeon no daba cabida a lo que veía ahora mismo, su padre, el cual supuestamente era un alfa como él, había obedecido su voz de mando, tragó con dificultad, intentaba no sacar las cosas de control pero ahora mismo eso era lo que estaba a punto de suceder, fue a la nevera, agarró una caja de leche, en cuanto rompió el empaque se la bebió sin respirar vertiendo gran parte de esta sobre su pecho, la cual sobresalía de sus labios, lo que estaba pasando por su mente no era nada bueno.

A su memoria llegaron de golpe muchos recuerdos, recuerdos de aquella noche donde tuvo el encuentro sexual con su jefe, bloqueó todos los sentidos de aquella noche por culpa del control que ejercía sobre él su propio lobo, pero ahora, todo eso regresó, esa misma noche había visto a Jin tirado en el sofá con una jeringa clavada en su brazo, de esta salía un líquido rosa oscura brillosa con olor a feromonas de alfa.

— Jungkook necesitamos hablar.

Dijo por fin Jin llegando hasta él, Jungkook lo miró a los ojos con recelo, lo agarró del cuello de su pulover y lo jaló hasta su cuerpo, se echó a reír intentando no creer nada, pero su padre olía a malditas feromonas de omegas.

— ¿Eres un omega? — Jin bajó la vista al suelo tras la pregunta de su hijo. — Eres un...— Apretó fuerte sus puños sintiendo como su pecho se hinchaba. — ¿Porqué mierda no te moriste antes de tenerme? No pensaste en que yo no quería nacer y ser tu hijo, me das asco, tengo tantas ganas de matarte. — Jin dio un paso atrás cuando los colmillos de este salieron mostrándose llenos de saliva frente a sus ojos.

— Jungkook, no estás bien, es tu lobo el que habla por ti, déjame ayudarte.

— ¿Ahora me quieres ayudar?  — Preguntó con cinismo. — Para tú información, estoy siendo Jungkook, y no necesito tu ayuda, basura de omega, lárgate de mi casa y no vuelvas a poner un pie en esta, nunca más.

Jin no lo pensó dos veces, tampoco seguiría aumentando más la ira de su hijo, fue rápidamente por la maleta que aún tenía en una esquina de la sala, lo miró por última vez, por desgracia sus miradas se encontraron, podía ver el dolor creciendo en su interior, pero no tuvo oportunidad para explicarle porque había hecho todo eso, porque lo había lastimado tanto, no pudo decirle que lo amaba con la vida y que todo ese mal que le provocó fue por amor, por no verlo lastimarse más.

La Mentira Perfecta ♥︎ KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora