La Mentira Perfecta ♥︎ KM

24•

Jungkook no había vuelto a pegar ojo en toda la noche, intentó no preocupar a Jimin debido a su estado, pero fue algo inevitable, contagioso, el omega se sentía muy mal al ver que su alfa no la estaba pasando nada bien.

Se levantaba de la cama haciendo su cuerpo a un lado, como si su calor le molestara por momentos, pero nada de lo que podía pasar por su mente era la realidad, Jungkook sólo estaba muy preocupado por su padre, no poder darle ánimos o decirle que todo estaría bien— cuando en realidad no se sabía que pasaría con el omega, — lo mejor era quedarse en silencio, dándole su apoyo de lejos, manteniéndose fuerte a su lado, pero por elección del destino, esa noche las cosas comenzaron a salirse de control, a vincularse.

Jimin había entrado en trabajo de parto.

La mansión se había despertado en un ajetreo total, el omega gritaba adolorido por las fuertes contracciones que se alojaban en su vientre, sus cachorros no habían elegido un buen momento para salir, faltaba menos de dos semanas para sus nacimientos, a pesar de sentirse preparado desde el primer mes, la situación no era la más idónea.

— Ya he llamado a Taehyung, estará en el hospital en veinte minutos — Anunció Seungwan corriendo de un lado a otro por la habitación de su hijo, para lograr guardar en una bolsa todo lo que necesitaría para su estancia en el hospital.— Minwool está sacando el coche del garaje, porque no me ayudas a bajar a Jimin, Jungkook, necesito de tu fuerza.

Sin pronunciar palabra alguna, Jungkook agarró el cuerpo de su esposo dejando todo el trabajo para si mismo, lo cargó en sus brazos y a pesar de llevar dos cachorros en su barriga, haber aumentado de peso, no pesaba absolutamente nada, tal vez se debía a que sus preocupaciones eran aún mayores.

Bajó las escaleras con cuidado, simple siendo supervisado por Seungwan, Jeon no podía ver el escalón que pisaba debido al cuerpo de Jimin, así que toda precaución y ayuda era poca, temía tropezar dejando caer a su omega al suelo, pero por suerte nada pasó, llegó al inicio de la escalera con calma, sin hacer movimientos bruscos, las fuertes contracciones de Jimin que regresaban por segundos para atormentar su paz, el alfa podía sentir los temblores de su omega en sus brazos, su dolor, sus fuertes feromonas dulces inundar todo el espacio quedándose impregnado en su piel, dolía ver por lo que estaba pasando, él amaba a su omega y haría todo lo que estuviese en sus manos y lo que no, para cuidarlo, si pudiera le quitaría todo ese dolor para que todo en el fuese felicidad, pero por desgracia, era algo que todo omega debía pasar.

En cuánto salieron de la mansión, el coche del señor Park ya estaba listo en la entrada esperando por ellos. Jungkook prefirió sentarse en los asientos traseros con Jimin, no quería soltarle en ningún momento, así que lo recostó sobre sus piernas cuidando no lastimarlo.

— Papá, quiero ir con ustedes, ¿Papi estará bien?

Susurró Boming bien bajito evitando despertar a su padre que al parecer se había quedado dormido luego de la cuarta contracción.

— Siéntate aquí a mi lado, ayúdame a sostener la cabeza de papi, él va a estar bien.

Boming asintió acatando la orden de su padre, justo como este le había dicho, se sentó cerca de él sosteniendo la cabeza de Jimin sin hacer esfuerzo alguno, ya que su padre estaba ligeramente recostado sobre el pecho de Jungkook. 

Una vez que todos estaban en el coche, Minwool puso el auto en movimiento observando todo el tiempo por el retrovisor, iba lo más rápido que podía rumbo al hospital, cuidando de no lastimar a su hijo, por suerte las dolorosas contracciones habían cesado dándole un margen del tiempo, el tráfico no estaba ayudando mucho esa mañana, hora punta de marcharse todos a trabajar y se atravesaban en el camino, el humor terrible que se cargaba el alfa provocaba gritarle a los demás conductores que salieran de su camino, Seungwan que estaba a su lado, intentaba calmarle posando una sobre su pierna acariciando la zona, pero entendía lo que su esposo sentía, él también lo estaba sintiendo, el dolor de ver a su hijo sufrir, y pasarlo por segunda vez.