Capítulo 2

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Han pasado unas semanas desde que vi por primera vez a ese niño envalentonado queriendo hacer respetar el nombre de mi primo. No puedo negar que me sorprendió. Pocas veces se ve a alguien tan joven ser tan valiente y mostrar su fidelidad sin pensar en las consecuencias y de una manera tan impulsiva. Me ha impactado de sobremanera. Así que mi cabeza loca, aparte de dar paso a mis extravagancias y demás planes de berrinches futuros, incluidos obviamente los que haré para llamar al Dr. Top, han hecho un espacio para pensar en ese muchachito.

De hecho, ahora pienso mucho más en él desde que lo vi hace unos días en la sala, mientras pasaba por ahí camino a dar de comer a mis bebés peces en el estanque del jardín. Él estaba de pie, muy serio en semblante, mirando a Pete y negando a sentarse por más que el otro se lo pedía de varias maneras.

Me acerqué más a la puerta sin ser visto y escuché una parte de la conversación en la que Pete le preguntaba quién era. El niño lo vio altanero y le respondió "el futuro novio de Khun Vegas".

Aguanté la risa escandalosa tapándome la boca con la bolsa de comida de mis peces. Amo a Pete, pero toda la relación que tuvo con mi primo fue demasiado complicada incluso para mí que me gusta tanto el drama. El tipo de drama que me gusta, de hecho, es ese que yo presenciaba de palco en ese momento.

Pete perdió la paciencia con razón y le reclamó. El niño le dijo que era cierto y que se llamaba Dāw, tal y como las estrellas que me parecieron ver relucir en sus hermosos ojos en ese momento.

"Si sabes quién soy, imagino que sabes la relación que tengo con Vegas, ¿verdad?" le preguntó Pete intentando calmarse.

"¿La que tiene? Querrá decir la que TENÍA. Porque ahora ustedes no están juntos, ¿no?" remarcó irónicamente Dāw. No pude aguantar mi sorpresa. Nadie en lo que tengo de vida se había animado a hacerle frente a Pete, primero porque era realmente una persona muy centrada, noble, graciosa y casi sin problemas, y segundo, porque era el jefe de mis guardaespaldas.

Esa escena se quedó grabada en mi mente más de lo que yo hubiera querido. Y no tengo la más remota idea de por qué me empecé a obsesionar con ese chico. Quiero conocerlo más, quiero verlo y hablar con él, y sinceramente no me importa si en verdad es o será el novio del estúpido de mi primo. Algo me atrae increíblemente hacia él. 

Como me conocen por nunca claudicar, nunca darme por vencido y siempre salirme con la mía, les di a Arm y Pol la tarea de averiguar más sobre aquel muchachito. No les dije para qué quería esa información, pero creo que era obvio que me había llamado la atención. A la tarde siguiente de haberles dado la orden, ya me tenían datos al respecto.

—Señor, hemos averiguado que Dāw es el niñero de la segunda familia —empezó Arm arreglando los papeles con anotaciones que llevaba en sus manos.

—Sí. Su tarea principal es cuidar del pequeño Venecia, hermano de los señores Vegas y Macao —secundó Pol dándole una mirada a los papeles.

Tomé mi jugo vitamínico exótico del Amazonas mientras cruzaba las piernas, intentando entender la información.

—¿El pequeño gordito? —recordé al bebé que Pete a veces traía con él cuando nos visitaba luego de irse a vivir con Vegas.

—Sí, señor —Arm me mostró una fotografía donde el bebé rechonchito, con ojos grandes, se chupaba toda la manito regordeta, mientras era cargado por Dāw. Sí que había crecido.

—Vaya. Está grande —tomé la foto entre mis dedos para observar al tierno pequeño, pero más para enfocarme en el perfil casi perfecto del muchachito niñero.

—También pudimos averiguar algo de sus actividades y rutinas —Pol me pasó una tabla con horarios y lugares que solía frecuentar... la que no era muy larga ni variada. La única parte que llamó mi atención fue justamente la que estaba al lado del día y casi en la hora en la que estábamos.

—¡Hey Pol! ¡Arm! —lancé hacia atrás mi copa casi llena con jugo amazónico haciéndola trizas contra la ventana, mientras me levantaba de repente —¡Preparen el auto, vamos a salir!

Como mis locuras son órdenes, en unos diez minutos estábamos ya rumbo a un centro comercial que la tabla indicaba que era el lugar que Dāw visitaba en esos días para la compra de cosas necesarias para el bebé.

Llegamos dando barquinazos y pitando la bocina sonoramente. La rapidez la había pedido exclusivamente para llegar puntuales al horario que indicaba la bendita tabla, y la bocina la iba tocando yo, simplemente para darle emoción al viaje.

Salí del auto, me puse las gafas rojas y entré en el pequeño centro comercial, seguido de mis guardaespaldas que sudaban frío luego de la carrera. Empecé a buscar la dichosa tienda de artículos infantiles y no tardé mucho en encontrarla. Era pequeña, pero tenía de todo por lo que pude ver desde la vidriera. Así que lo único que quedaba era esperar a que llegara.

Me senté en una banca que estaba estratégicamente ubicada frente a la tienda. No tenía un plan hecho, pero yo sabía que en cuanto viera al niño, algo se me ocurriría.

—¡Hey, Pol! ¡Tráeme un helado! ¡Con mucha crema y galleta! —el calor de aquel día se sentía hasta dentro de ese lugar, así que saqué mi abanico bordado con hilos de oro traído desde el templo más antiguo de Japón y empecé a darme aire, viendo a un lado y al otro, sin encontrar rastro del objeto de mi locura de aquel día.

Dos helados, cinco frapeados, dos limonadas y una hora después, llegué a mi límite de espera y también de líquidos consumidos.

—¡Hey, Arm! ¡Llévame al baño! —ordené casi sin poder aguantar, levantándome y cruzando las piernas rápidamente.

Ambos corrimos en dirección al lavabo más cercano, donde pude liberar la presión de mi vejiga.

—¿Dónde está? ¡Tu tabla decía que estaría acá hace una hora! —lo regañé mientras lavaba mis manos.

—Lo siento señor, esa información nos la dio Tim, el guardaespaldas del señor Vegas. De hecho, él nos comentó casi todo lo que averiguamos —me dijo apenado.

—¿Sólo se basaron en una fuente para darme esos datos? —lancé el papel de baño al piso luego de secarme las manos con él —¡No puede ser que esté acá durante una hora sin saber si en verdad es este el lugar y es esta la hora en la que el niño viene!

—¡Señor! —Pol irrumpió en el baño —¡Dāw acaba de entrar en la tienda!

Los tres salimos como alma que lleva el diablo del baño y llegamos frente a la tienda. Ahí se encontraba Dāw, vestido con ropa mucho más casual y pobre que con la que lo había visto las dos anteriores veces. Llevaba cargada en su espalda a una figura regordeta y que le babeaba los hombros, y eran seguidos por un guardaespaldas que nunca había visto.

¿Y ahora qué?


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¡Segundo capítulo! Y ya les debieron surgir dudas 😂😂😂 Como les dije, esta historia no afecta la trama de "Sonríe para mí", y depende de cada lector si piensa que ocurrió o no en la historia original 😏

¡Gracias por sus votos y comentarios! O(∩_∩)O Y por darle oportunidad a este divertido fic.

¡¡¡QUÉ EMOCIÓN SABER QUE BUILD VOLVERÁ EN SU CUMPLEAÑOS CON UN CONCIERTO EN SOLITARIO!!! 🤗🤗 Yo confío en que hará el live para sus fans en el extranjero 🥺


Yo, TankhunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora