Un Pequeño Paseo

58 7 4
                                    

Samara estaba afuera de su apartamento, específicamente en la acera frente a la carretera, con todas sus herramientas a su lado; desde llaves hasta taladros y rotomartillos, un soplete,desarmadores y productos varios. Esperando a que llegara Wendy para recogerla se dispuso a escuchar música con sus audífonos como era usual, sin embargo su sorpresa fue grande al notar que uno de sus audífonos se había roto.

-Oh rayos...- Se quejó tras desconectar sus audífonos de tapón del conector de su celular, para luego guardarlos en su bolsillo. -Y aquí no hay un Ozzo para comprar unos baratos.- Aunque sabía perfectamente y rectificaba lo sucedido, pensó que no sería mala idea revisar sus alrededores con la mirada esperando que por alguna mágica razón apareciera una tienda de conveniencia por ahí. Desgraciadamente la magia no existe en este mundo, o al menos, eso parece.

Samara ahora se estaba completamente aburrida, pero más que aburrimiento, lo que sentía era una constante necesidad de hacer algo, correr por todos lados, como si toda esa sensación de ansiedad le provocara la necesidad de rebotar por todas partes, más no era posible por una simple razón: si lo hace, probablemente la atropellen por andar jugando en la carretera. Ante esta amarga situación solo le queda esperar a que llegue la señora Wendy para poder irse a hacer su trabajo.

Por su parte, Cloudy estaba fuera de casa, solo iría a conseguir unos lápices y un cuaderno para poder hacer pequeños bocetos de ideas que se le ocurran para hacer en formato digital. Samara le había contado de un lugar que había visto en internet que podría tener todo lo que necesitara, más eso lo sabría apenas se adentrara en aquel local. La joven Cavalier se paseaba entre la acera de lo que parecía ser un conglomerado de tiendas y pequeños locales distribuidos en varias zonas, pequeños centros comerciales que se encontraban con una cantidad considerable de clientes. Algo desconcertada se movía entre la gente, temerosa al estar en un lugar desconocido y con la obligación de tener que hablar inglés para poder entenderse con los demás, poco a poco se acercaba su destino pensando bien las palabras que elegiría para poder dar a entender sus necesidades ante los trabajadores de aquella tienda de arte, y a pesar de saber el inglés suficiente para poder entablar una conversación fluida, la ansiedad era difícil de ocultar. No fue difícil encontrar aquella tienda, desde fuera se podía observar un cartel y varios promocionales de objetos artísticos que lo hacían resaltar a su manera por lo que se acercó casual a aquel recinto llamativo. Su sorpresa fue enorme; todo estaba lleno de artículos de arte de todo tipo: Libros de hojas especiales para distintos tipos de trabajo como pinturas acrílicas, grafito, entre otros muchos elementos, hasta pintura de aceite, tinta especial para la práctica de caligrafía, pinceles desde los más simples hasta aquellos importados de otros países, una cantidad absurda de elementos para manualidades, entre mil y un cosas más. Fascinada y encantada por todo lo que le rodeaba no le faltaban ganas para agarrar y comprar todo lo que pudiera llevarse ella sola, sin embargo el dinero no le sobraba y no creía que fuera capaz de llevarse tantas cosas sin terminar tirándolas en el suelo. Aguantando los deseos de comprar todo lo que podía ver pasó por los pasillos del sitio en busca de una marca de cuadernos que le gustaba mucho, en especial porque uno de sus cuadernos contaba con hojas de un material grueso especial que le resultaba bastante beneficioso pues al momento de dibujar en el mismo solía corregir mucho el trazo que hacía. Aunque bastante difícil fue encontrar el cuaderno que tanto quería entre tantos modelos, logró encontrarlo detrás de unos cuantos más que eran de otro material.

-Oh, here it is. (Oh, aquí está.)- La voz de un joven se escuchó, sorprendiendo levemente a la Cavalier que volteó a verlo mientras este se acercaba.

Era un niño de al menos 6 o 7 años de edad, de la especie Border Collie, de pelaje negro con varias manchas blancas en su cuerpo que le daban un curioso aspecto. Venía con una señora, de la misma especie que el joven, pero de color marrón con detalles blanquecinos sobre su pelaje.

Samara y Cloudy: Un fanfic de BlueyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora