Luceros de la niñez
Con la dulce languidez del no temer
ni a pasados maltrechos ni a futuros inciertos;
con el asombro danzando por la sangre
y saltando en la rayuela de los sueños
¡así te observo Vida!
Con la inocencia de un niño,
entrelazando
el bien, el mal y los caprichos;
con ojos de luciérnaga atrevida,
sin modestia, sin disculpas, sin flaquezas;
con alguna que otra llovizna en las mejillas
¡así te miro Vida!
Fingiendo cual infantil quimera
que soy un valeroso paladín,
¡así te doy batalla,
día a día, Vida!
© Adriana Roca
FOTO: Liliana Bianco
UBICACIÓN:
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El arte en las calles de Tres de Febrero
PoesíaMurales y letras Antología de palabras e imágenes en construcción