Agatha caminaba por los pasillos, rebosante de elegancia y glamour en cada paso con su sofisticada y deslumbrante figura de la mujer británica, capturando la atención de varios estudiantes que no podían evitar despegar su mirada de la bella joven de rubias extensiones y cintura pronunciada.
Agatha Christie, además de ser distinguidamente popular por su belleza física y su ascendencia británica, su popularidad también se debía a que pertenecía al imponente Consejo Estudiantil cómo vicepresidenta formal, además de que poseía una inteligencia superior al de cualquier estudiante femenina y pertenecía a la clase social más alta, heredera de una inmensa cantidad de fortuna gracias a su adinerada familia.
Christie era cómo un ícono femenino, un modelo ejemplar a seguir para las chicas del instituto, todas querían ser cómo ella y la admiraban, mientras que por el lado de los chicos, la chica británica era el amor inalcanzable de todos imposible de conquistar, y no era precisamente porque no le interesaban las relaciones o los chicos no le llamaran la atención o porque tal vez no tuviera tiempo, no, el motivo era... mucho más personal y sentimental que esas respuestas superficiales.
La razón por la que Agatha Christie es inconquistable es porque ella ya fue conquistada, y una mujer que ya fue conquistada es imposible de conquistar.
¿Quién fue el afortunado que logró encantar el corazón de una mujer tan icónica cómo Christie? Pues...
──── Lady Christie, la estaba esperando. ──── Una voz gélida pronunció su nombre, con una sutileza escalofriante pero grácil, casi inquietante, pero que para Agatha, era cómo escuchar la dulce melodía de un violonchelo, aún no tuviera nada de dulce.
El hombre sentado en el sillón de terciopelo rojo no miró a la mujer que acababa de ingresar a la elegante y organizada oficina a la que solo los miembros del consejo estudiantil podía entrar, su mirada no se levantó de las páginas blancas del libro que con tanto interés y entretenimiento estaba ocupando. “Crimen y Castigo” era el título que resaltaba en el libro, y en la habitación no se hallaba nadie, además de ellos dos.
El nombre de este estudiante era Fyodor Dostoyevski, un alumno extranjero, proveniente de Rusia, cabello negro y liso que se extendía hasta sus hombros, tez pálida, alto, de ojos púrpuras, secretario del Consejo Estudiantil y, calificado por muchos en la institución cómo un espeluznante psicópata, gracias a ciertas características de su personalidad extrañamente particular. Fyodor era extraño para unos, causaba terror en otros, mientras que para Agatha, Dostoyevski era el hombre que la enloquecía, que la hipnotizaba, que la envenenaba.
Tal vez ella también sea una psicópata por enamorarse de alguien así de inestable cómo Fyodor.
──── No lo parece, Lord Dostoyevski. Ni siquiera se atreve a mirarme, ¿Alguna razón en particular? ¿Mi presencia es tan intimidante que sus ojos no pueden soportar tenerme en su campo de visión? ──── Con una sonrisa afilada, Agatha se paseó por la oficina hasta ocupar el sillón frente al ruso, siendo separados por una mesa de café frente a ellos, con una tetera de porcelana blanca, tazas de complexión pequeña del mismo material al igual que los platos, utensilios que los completaban con cucharas, cuchillos y tenedores, y una bandeja repleta de distintos bocadillos dulces. Cortesía de complacer los caprichos de la mujer británica amante del té.
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⃝⃞🌺⋮ 𓂃𝐃𝐈́𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐁𝐄𝐒𝐎𝐒﹚❟ʾ. ྀི(en pausa)
Humor|꛱ ꛱͜ |꛱꛱|꛱ ꛱͜ |꛱꛱|꛱ ꛱͜ |꛱꛱|꛱ ꛱͜ |꛱|꛱ ꛱͜ |꛱꛱|꛱ ꛱͜ | ꛱͜ ꛱͜| ꛱͜|꛱ ͜͡✿͜͡ ||꛱|꛱ ꛱͜|꛱ |꛱| |꛱ ꛱͜ |꛱꛱ ꛱͜||꛱ ꛱͜ |꛱꛱|꛱ ꛱͜ |꛱꛱|꛱ ꛱͜ |꛱꛱|꛱ ꛱͜ |꛱꛱|꛱ ꛱͜ |꛱꛱ ◐⃘ ּ ׄ ㅤׅㅤ˚ㅤ 𝐃𝐈́𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐁𝐄𝐒𝐎𝐒ㅤׅㅤׅㅤׅ ୦ ㅤ۫ㅤ۪ ▭ׅ▭ׅ ⃞🌷𓈒 ໋̝◌৴໋◡̸ 𝐝í...