04

291 33 38
                                    

"El nacimiento de los iliams"

¿Òsirys?

Una palabra demasiado extraña para los cuatro, incluso para Doris quien ya había soñado con ese lugar tantas veces en su infancia.

Òsirys.

¿Era realmente un planeta?

Pues jamás en todos sus años existiendo habían oído hablar de él.

Demetrius, quien al parecer había tomado las riendas de todo este asunto y era el único que se atrevía a hablar con el hombre frente a ellos, le preguntó:

—¿Estamos muertos?.

Mordo lo examinó por unos segundos, su duda y expresión de súplica por tener una respuesta a su interrogante, era una pregunta genuina.

— ¿Crees tú qué estás muerto, joven Demetrius?

Demetrius suspiró

—¡Ay por favor!, deje de hablar con nosotros como si nos conociera.

—Ya me he presentado, y están aquí, así que ya los conozco, pero como usted prefiera joven.

Demetrius iba a responder algo con su sarcasmo brillante que solo salía cuando se sentía asustado, pero algo hizo mover la tierra y rugir los cielos. Una criatura tan grande que los hacía sentir diminutos, un ave tan hermosa como aterradora, el plumaje blanco y azulado brillaba desde los cielos,  volaba tan rápido y se perdía entre las nubes, entre los rayos que parecían salir de ellos mismos.

—Los Galsh están saliendo, responden a tu presencia joven Catherine tal y como respondían al llamado de Lía

Catherine no respondió, y eso le causó a  Mordo un sentimiento de nostalgia, realmente se parecía a su madre. Ellos cuatro, eran tan parecidos a los Dioses.

»Vengan conmigo, les prometo que los protegeré de todo y de todos.

Alcander se puso de pie, al lado de Demetrius, ambos listos para negarse y exigir que los lleven de vuelta a su hogar, pero Doris los interrumpió.

—Hagan caso —dijo la joven—, tendremos una explicación detallada de todo lo que pasa ¿O me equivoco, señor Mordo?

—La tendrán, también prometo eso.

—Bien.

La menor miró a los tres jóvenes y con un movimiento de cabeza les indicó seguir al hombre.

Demetrius la miraba como si estuviera loca, Catherine quien apenas podía mantenerse en pie preguntó.

— ¿Por qué confías en él?

—Porque los Dioses confiaron en él.

— ¿Cuáles Dioses? Doris... ¿Eres... Eres igual a Cora?

Doris los miró y el estrés sumado a la desesperación de no tener todo el cuarto completo de la situación, la hizo explotar.

— ¡¿Es que acaso soy la única que tenía esos extraños sueños?! —Su voz sonó mucho más alta de lo que ella quería.

—No eran sueños —la interrumpió Mordo para tranquilizarla.

—Recuerdos —dedujo Doris un poco más calmada.

—Dejados en ustedes por los mismos Dioses.

— ¡¿Pero cuáles Dioses?! — exclamó Alcander—, la madre que me parió —susurró esto último.

—Sus padres —Mordo no dijo más.

—Eso es imposible, ni yo marihuanad....

Sonnum —los durmió a los cuatro.

El Regreso A ÒsirysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora