12- Solo una palabra.

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Eider Walker

Estaba más que hermoso el viaje, se sentía calmado y muchos recuerdos llegaban a mi mente. Cerraba mis ojos luego de abrir la ventanilla para sentir las pequeñas gotas de lluvia sobre mi piel, mi cabello también se mojaba y pequeños mechones se pegaban a mi piel.

Se siente bien volver a casa, ¿Verdad?

No era casa, aún no estábamos en casa, jamás lo estaríamos otra vez. Pero podía llamar "Casa" al estar alejada de toda la gente una vez más, ya no estar fuera de nosotros mísmos, sino, estar dentro de nosotros en libertad. Algo complícado de entender pero que hace referencia a poder ser tú mismo sin que el mundo te apunte como un monstruo.

El sentimiento de culpa apareció en mi pecho otra vez al recordar la pérdida de Charles luego de todo lo que había fingido. Como había dicho, jamás había fingido lo que sentía, eso si existía, pero talvéz era producto de haberme sentido protegida luego de todo lo que pasó o notar que era la única persona que me creía y me acompañaba.

Una completa locura.

La llovizna se hizo algo más fuerte y cerré mis ojos con más intensidad. De pronto, una risa casi a lo lejos apareció entre mis memorias. Una tierna risa, junto con su hermosa voz haciendo interpretación de las líneas que leía.

Mi preciosa Melania.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, parecía que el viaje tocaba lugares que necesitaba recordar, que solo llegarían en paz estando alejada del mundo. Coloqué mi mano sobre el pecho y me esforcé por recordar otras cosas más sobre mi bella hermanita.

La imágen de una taza de café humeando sobre la ventana de mi habitación apareció muy clara. El viento helado entrado y haciendo bailar las cortinas blancas. Yo, con mi vestido blanco brillando en limpieza, sentada en forma de indiecito junto a Melania. Mis ojos brillando al ver su hermoso cabello trenzado y su sonrisa tan inocente y tierna, Su piel de porcelana y sus enormes ojos gritando felicidad.

- ¡No es justo que el amor acabe de forma tan trágica! - exclamó ella con su voz aterciopelada.

Sonreí y negué, volviendo mi atención al libro que leíamos juntas - Aveces eso debe suceder, Mel.

Negó e hizo puchero con sus labios - No me gusta el amor.

- A mi tampoco.

- ¿Por eso no tienes un novio? - ella sonrió y sus mejillas se tornaron rosadas al mencionar la palabra "novio".

- No lo necesito si... - me acerqué a ellay la alcé en mis brazos para lanzarla a la cama y atacarla con cosquillas. Su risa inundaba toda la habitación - ¡Tengo una niña a la cual amar y molestarrr!

- ¡Detentee, suéltame. Tu café se enfría! - carcajeó intentando quitarme.

Me salí y entrecerré mis ojos con una sonrisa mientras iba por mi taza de café - mm, te salvas solo porque amo el café.

La mano de Dalter sobre mi hombro hizo que me saliera de aquel recuerdo, pero gracias a haberme perdido en él, pude sonreír y sentirme felíz por un momento. Limpié una lágrima traviesa y observé a Dalter. Él frunció el ceño y yo reí.

- No sé si estás quedando loca o he notado noventa diferentes sentimientos a lo largo de este viaje - volcó sus ojos y detuvo el auto -. No sé para qué te he traído.

Dalter siendo Dalter.

Volqué mis ojos y bufé - verdad, no sé para qué me has traído -ironicé -. No era para naaaada necesario que saliéramos de la ciudad.

- Cállate, Pacalí. - apagó el coche en medio de la nada y se recostó sobre el respaldo de su asiento, cerró sus ojos y luego de un gran suspiro, volteó a verme. Sus ojos celestes intensos se veían tan calmados y electrizantes, pude sentir esa ansiedad en mi estómago tal y como antes - Ahora dime, ¿Porqué llorabas?

Fuera de nosotros mismos ✔ | (+18)  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora