CAPÍTULO 3

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Siempre se había dicho que cuando algo tenía que salir mal, saldría mal, Changbin lo tenía claro desde ese mismo instante. Si bien era cierto que tampoco había esperado un milagro en el trabajo, pues era bien sabido que su suerte estaba gafada, tampoco imaginaba tener que currar el día de su cita con Felix, ¡por el amor de Dios, era su día libre! Ni siquiera eso le dejaban tener sus jefes.

Obviamente le había tocado llamar al muchacho a la carrera, en principio con intención de cancelar, pero el joven le había convencido de simplemente atrasar la cita, en lugar de comer, irían a cenar, algo un poco drástico en cuanto a su reserva ya hecha, pero él se encargaría de todo, o eso había dicho, aunque Changbin sospechaba que era simplemente para que pudiera trabajar sin que se le hinchara demasiado la vena del cuello a causa del estrés y el cabreo que le provocaba toda esta situación.

Pero por desgracia, el trabajo era trabajo, y por mucho que lo odiara en estos momentos, era el sueño de su vida

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Solo unos trazos más, eso era lo que le quedaba para terminar el dichoso encargo que le habían hecho, eso era lo que se había dicho unas siete veces en las últimas dos horas para ir aplazando cada vez más la hora de tomar un descanso y hacerse algo de comer.

La vida del muchacho siempre había sido bastante ajetreada, no solo llevaba su pequeña tienda en la que echaba las cartas y hacía limpieza, también se dedicaba a la ilustración, y como ilustrador, recibía encargos, los cuales solía aplazar hasta que la fecha de entrega estaba tan cerca que tenía que obligarse a perder comidas y horas de sueño para poder terminar.

- Para y ve a comer

El pincel cae al suelo, salpicando los restos de pintura blanca que quedaban en su punta, desde que tenía ese anillo y en especial los últimos días, esa voz no le había dejado en ningún momento, al principio solo eran susurros, alguien que le agradecía de vez en cuando y que luego estaba callado durante horas, pero hoy estaba especialmente activo, la energía revoloteaba alrededor del brujo como si de electricidad estática se tratara, consiguiendo que el vello de su nuca se erizara constantemente mientras trataba de trabajar. Pero no había sido hasta este momento que el demonio había vuelto a hablar.

- Ya casi acabo – Respondió Hyunjin a la nada mientras recogía su pincel.

Un suspiro.

- Llevas diciendo eso desde hace dos horas, te rugen las tripas y te tiembla la mano cada vez que coges el pincel

La voz había sonado más clara que un simple susurro, y Hyunjin casi podría jurar haberla oído fuera de su cabeza de la energía que había en aquellas palabras. Sin embargo, pareció surtir efecto, pues el muchacho soltó el pincel en un vaso, se limpió las manos con un trapo sucio al que no le quedaba ni un solo espacio sin restos de pintura, y se dejó caer hacia atrás sobre su silla.

- Tengo que acabarlo para mañana – Murmuró

- Pues haber empezado antes – Le respondió aquella voz con cierta burla.

Hyunjin solo resopló, no podía creerlo, encima de que le salvaba el culo tenía la cara de reírse de él. Después de unos minutos, decidió levantarse, aún le quedaba algo de arroz de ayer, probablemente podría hacerse unas verduras o algo así para acompañarlo... tardaría poco y podría seguir, y lo más importante, la voz le dejaría en paz.

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¡Por fin! Era libre, no con demasiado tiempo de margen, pero si el suficiente como para llegar a casa y al menos darse una buena ducha.

Lo que habita en las sombras [HyunChan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora