¡Tᥱ vᥱrᥱ́ ρroᥒto...!

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Mantengo mi boca cerrada mientras corro escaleras arriba, crei que correr con tacones sería mas difícil pero debo de admitir que no es así. Aunque preferiría no llevarlas puestas.

— Este es el piso treinta —menciono Iida, observando el número en la pared mientras se detenía.

— Melissa-san, ¿Cual es el último piso? —pregunta Midoriya volteando hacia atrás.

Volteo también, esperando su respuesta. Melissa intento recuperar el aliento sosteniéndose de la pared. Era la última en venir. Veo como su pecho subía y bajaba, estaba agotada. Y no era para menos, habíamos subido treinta y siete pisos sin descanso. Si no fuera porque gozo de una buena condición física, seguramente estaría en el suelo sufriendo un paro cardíaco.

— En el piso doscientos.

— ¿Qu-qué? ¿En serio? —trago saliva el rubio electrizante.

— ¿¡Tenemos que subir tantos escalones!? —exclamo Mineta algo asustado.

— Es mejor que encontrarse con los villanos —le reprochó Yaoyorozu.

— Deja de llorar, Mineta-san. Mira el lado bueno, estamos haciendo el cardio del año —comente para después seguir corriendo.

Subimos y subimos. Y cuando llegamos al piso setenta, los efectos de la corrida empezaron a presentarse en mis piernas. Me dolieron un poco, al igual que el costado de mi abdomen justo debajo de mis costillas.

— ¡Esta cerrado! —exclamo Iida doblando la esquina.

En medio de las escaleras, una barrera metálica no nos dejaba continuar.

— ¿Que hacemos? ¿La rompemos? —dio Shoto su opción con duda.

— Puedo usar mi don si quieren —mencione intentando tranquilizar la agitación en mi pecho con una mano.

— S-si lo hacemos, el sistema de seguridad reaccionará y los villanos nos podrán localizar —informo Melissa llegando entre jadeos.

— ¿Donde dejaste tus zapatilla cenicienta? —pregunte apuntando sus pies descalzos.

— Los tire, estorbaban —respondió apoyandose en sus rodillas.

— Genial.

— ¿Y por que no vamos por esta puerta? —pregunto Mineta guiando su mano a la palanca para abrirla.

— ¡Mineta-kun!

— ¡No lo hagas!

Midoriya y Melissa intentaron advertirle, mas sin embargo fue demasiado tarde. La puesta con un pitido se abrió mostrando un camino libre de obstáculos.

— ¿Que?

— Ay pequeño idiota —golpeé mi frente. No puedo creer lo que a hecho. No, más bien, me sorprende que se haya tardado tanto en hacer alguna tontería.

— Hay que darnos prisa, no tardarán en encontrarnos —menciono Melissa.

— ¡Si!

Corrimos en el pasillo, era menos agotador qué subir las escaleras. Pero si era más tardado, parecía como si no avanzaramos a pesar de estar corriendo con todas nuestras fuerzas.

— ¿Hay alguna otra manera de subir? —lanzó la pregunta Iida.

— Hay otra escalera de emergencia al final del pasillo.

It's γou: Two Heɾoes ||Todoɾoki Shoto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora