[Pov Freen]
El suspenso me mataba cada segundo, los milagros no existen eso es un hecho. Ojalá existiera una maldita máquina del tiempo para viajar al pasado para no cometer el maldito error. Maldita sea. Maldita calentura. Ojalá salga negativo.
En ese instante veo la puerta del baño abrirse y mi novia sale con una cara de espanto terrible, me levanto de su cama quedando frente a ella.
—¿Qué pasó?—pregunté asustada
—Salió positiva.—dijo a medias y me extendió la prueba de embarazo. Positiva. Maldita sea—Seremos madres, Freen.
—No, no, no.—dando vueltas de un lado a otro—Esto no puede ser, Becky. ¿Segura que es mío?—pregunté y ella puso cara de enojo
—¡Claro que es tuyo! ¡Eres la única persona con la que he estado!—gritó
—Cállate que nos pueden escuchar.—hablé en susurro
—Me vale si nos escuchan, Freen. Tarde o temprano se van a tener que enterar. —se levantó del borde de su cama quedando frente mío esta vez—¿Qué no te da gusto saber que estamos esperando un bebé?
¿Darme gusto? Claro amiga, gusto me da saber que se echó a perder mi vida, ahora ya no saldré de fiesta si no a quedarme a cambiar pañales y dar biberones. Claro, como no me va dar gusto
—No, no me da gusto, Becky. Nuestras vidas se arruinaron.—las lágrimas de la castaña comenzaron a bajar de su rostro
—Sí, tal vez nuestras vidas cambiarán desde este momento pero no se arruinaron, me da lastima que pienses así.—dijo llorando y tocándose su vientre aún plano
—Se arruinó mi vida Becky, sabes que a mi nunca me han gustado los niños.
—Ahora te tendrán que gustar. Yo no lo hice sola.
Ella tenía razón, ese bebé también es mío, el lío en el que nos metimos es de ambas. Pero aún así, arruinó mi vida. ¿Qué le voy a ofrecer? Si ni siquiera tengo el bachillerato terminado. No tengo trabajo, no tengo nada que ofrecerle a el/ella.
—¿Cuánto tiempo tienes?—pregunté
—No lo sé, me tendrían que hacer un ultrasonido para que salga que tiempo tengo.
—Bien, entonces ponte algo cómodo.—le dije y ella me miró confundida
—¿A dónde iremos?—preguntó confundida—Yo no voy a abortar a mi bebé, Freen.
—Yo nunca dije eso.—me defendí—Vamos a la clínica del centro para que te hagan ese dichoso ultrasonido y nos fijamos cuanto tiempo tienes.
No tardamos en salir de la casa de Becky ya que el Uber nos esperaba afuera de ésta.
El camino se me hizo muy largo, lo suficiente para pensar en ¿Qué va a pasar? ¿Qué será de mí el día de mañana? ¿Mis padres me apoyarán? Mierda, mis padres me matarán, más mi madre.
—Llegamos.—habló el chófer y bajamos del auto alquilado
— Freen.—la voz de Becky hizo que detuviera el paso
—¿Qué?—pregunté
—Prométeme que no me dejarás sola en esto...
—No te prometo nada.—dije fría
—Me habías prometido que siempre ibas a estar conmigo. Lo prometiste.—dijo con lágrimas en sus ojos
—Grabate esto, Becky, las promesas nunca se cumplen, nunca.—ella soltó en llanto provocando que la gente nos mirase—¿Puedes parar de llorar, por favor?—le pedí—No quiero que la prensa diga que la hija de Mike Sarocha hace llorar a la hija de Samuel armstrong Cállate ya, y entremos.
Entramos a la clínica del centro de Orlando, Becky dió sus datos para que le asignaran su turno, mientras yo miraba a las jóvenes que estaban acariciando su abultado vientre.
Sentadas, ya hasta me dolían las piernas de permanecer en el asiento incomodo y aún no pasaban a Becky.
—Becky armstrong —una señorita vestida de blanco gritó el nombre de mi novia y atrajo nuestras miradas—La doctora Miller las espera en el consultorio treinta y tres .—ambas asentimos y ella se retiró
Ambas caminamos por los pasillos hasta encontrar el consultorio indicado. Becky se encargó de tocar la puerta seguido con un <<pase>> del otro lado.
La doctora Miller, le indicó a Becky que se recostara en la camilla a lado había un gran monitor con muchos botones, supongo que para ver al bebé. Indicó que se desabrochara el botón de sus jeans, le colocó un gel transparente sobre el vientre y ella hizo un gesto por lo frío que estaba, comenzó a pasar un pequeño aparato y la habitación se llenó de un sonido que nunca había escuchado en mi vida, si, el corazón de mi hija/o.
—Como ven, ahí esta.—habló la doctora señalando el monitor—Lo que escuchan es su corazón, se encuentra bien.
Las lágrimas de Becky comenzaron a caer, esta vez no lloraba de tristeza si no de felicidad, ella estaba muy feliz de ver al feto.
—¿Cuánto tiempo tiene?—pregunté
—Tiene 5 semanas, felicidades.—la doctora sonrió y le limpió el gel embarrado en el vientre de Becky
—Maldita sea.—murmuré
ESTÁS LEYENDO
A promise is a promise
Teen FictionBecky armstrong es una chica de 15 años que queda embarazada de su novia Freen. Será que Freen Sarocha se arrepiente por no haber usado protección, por lo que para Becky fue una bendición para su vida. Freen es obligada a casarse con Becky y así m...