Capitulo 7

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—¿Papá...? ¿Eres tu...?— El Spix volteo, mostrándole a Perla a su padre, con aquel aspecto demacrado que poseía, solo mirándola con algo de curiosidad, para luego sonreír ligeramente, empezando a acercarse mientras se relamia el pico, aumentando su velocidad mientras estiraba sus alas hacia ella, mostrándole el pico lleno de carne muerta, pero Perla no se movió de su lugar, solo mirándolo con detenimiento, totalmente inmóvil, solo dejando que el se acercara más y más. —¿Papi...?—

—Perla, ¡ten cuidado!— Blu tomo a su esposa de los hombros y la jalo para alejarla de el, pero enseguida ella lo golpeo en el rostro, empujándolo con fuerza.

—No me alejes de mi padre, ¡estúpido!— exclamó más furiosa que nunca, luego se acercó a Eduardo para abrazarlo, pero, al intentar hacerlo, y como era de esperarse, su padre quiso morderla, cosa que ella evito colocando sus alas en sus hombros. —¡P-Papá!, ¡¿que te p-pasa?!— preguntaba por aquel comportamiento, muy confundida de que su propio padre intentará lastimarla.

—Ay Dios... Perla, ¡Déjalo!— Blu se intentó acercar nuevamente, ahora agarrando coraje para empujar a Eduardo con su cuerpo, logrando derribar al Guacamayo contra el suelo.

—Pero... ¿de que estás hablando? Él está ahí, ¡vivo!— decía Perla ya con muchas preguntas encima, era obvio que su padre estaba enfermo por algo, no podía dejarlo solo, pero aún así, Blu tomó sus alas.

—No es él, Perla, se parece, pero te aseguro que no es tu padre, ahora debemos ponernos a salvo— decía con una mirada que reflejaba su preocupación, haciendo que su pareja entrara en razón.

Justo antes de que Eduardo intentara levantarse o que cualquiera de los Scarlet los atacarán, Blu, Perla, Mimi y Felipe empezaron a volar lejos del suelo, subiendo a uno de los árboles donde había un nido, pensando que en este lugar estarían seguros por ahora.

—¡¿Que... Demonios... paso?!— preguntó Felipe aún con su cuerpo algo paralizado, luego de aquella masacre que vio. —¡¿Porque se estaban matando entre sí?!—

—¿Que son esas cosas...?— preguntó Mimi, estando junto al Scarlet, de hecho, estaba muy pegada a el, casi abrazandolo por el miedo.

—Creo... que son Zombies...— respondió Blu mirando por el agujero del nido, viendo como ya no había casi ningún Scarlet que estuviera cuerdo, todos ya estaban transformados.

—¿Zombies...? ¿Que es eso?— pregunto Felipe tratando de soltar su ala de Mimi pero ella termino abrazandolo más.

—Pues, son criaturas No Muertas, osea, son cadáveres, pero están vivos... Ay es difícil de explicar— decía el Spix caminando en círculos.

—A ver, ¿nos estás diciendo, que mi Papá y todos esos Scarlet se convirtieron en un Monstruo sobrevalorado de Hollywood?— pregunto Perla muy confusa por lo que su marido dijo.

—Pues... honestamente, esperaba que algo así pasara...— decía Blu dando un suspiro, cerrando sus ojos un momento.

—¿De que hablas?— preguntaba Mimi, bastante confundida por esa respuesta.

—Explicate Blu, que nadie acá te entiende— Dijo Felipe con una de sus alas en la cabeza.

—Pues... en la naturaleza hay todo tipo de toxinas y enfermedades que pueden hacer eso... Hay un hongo que obliga a las hormigas a subir a los árboles para esparcir sus esporas... Hace relativamente poco salió la noticia de ciervos que actuaban anormalmente hasta que morían... y por si eso fuera poco, hay una droga que es capaz de enloquecer a los humanos, volviéndolos como ellos, agresivos y caníbales...— respondió Blu observando nuevamente hacia abajo, las demás aves se le acercaron, viendo como ahora los Scarlet zombie se encontraban calmados, caminando torpemente, ya sin nada más que comer, pues, los cadáveres que estaban en el suelo, al poco tiempo empezaron a levantarse, uniéndose a este pequeño grupo de muertos vivientes.

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