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Horrible el señalador, prometo cambiarlo ah-

Aquel era uno de esos días normales, esos en donde la alarma no lo despertaba porque él no había pegado ojo en toda la noche en primer lugar, esos depresivos en donde suplicaba con cada parpadeo pesado que todo se resolviera mágicamente y tenía qu...

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Aquel era uno de esos días normales, esos en donde la alarma no lo despertaba porque él no había pegado ojo en toda la noche en primer lugar, esos depresivos en donde suplicaba con cada parpadeo pesado que todo se resolviera mágicamente y tenía que debatirse seriamente si salir de la cama valía la pena o no, esos en donde caminaba a la cocina maldiciendose mentalmente porque sabía que su cuerpo estaba demasiado débil como aceptar tragar una mísera miga de pan.
Era triste cuantomentos abrir la heladera solo para encontrarsela llena hasta reventar de kilos y kilos de comida inutil que no comería, esa que le daban como si fuera un cerdo para que comiera hasta reventar por el simple hecho de ser importante... ¿Pero para qué quería ver su heladera tontamente llena cuando en su territorio la mayoría se moría de hambre, suplicándole soluciones para quitarse esa hambruna que les marcaba las costillas contra la piel?
Ese solo pensamiento lo asqueaba y le sacaba aún más las ganas de alimentarse.

Su propia casa, esa enorme que no merecía, se había vuelto más un centro de reuniones que un hogar... aunque hacía años que no lo veía como un hogar.
Gente importante y representantes que a ese punto ni siquiera se molestaba en conocerles los nombres se rejuntaban entre las sombras para hablar y proponer soluciones que sabían bien eran imposibles, solo se sonreían con falsa esperanza y se prometían determinación, engañándose, como si no supieran que a ese punto la situación de su territorio no tenía remedio.

Y Chile estaba ahí, en el medio... siendo el único que no sonreía y el único que no se mostraba con ganas de mantener la careta de "Todo está bien" mientras su pueblo sufría solo para que esos cuantos en el círculo de privilegiados pudieran sentirse tranquilos consigo mismos.
Él no era un mentiroso... o quizá solo estaba cansado, porque mentir sí mentía, y mucho.

Años habían pasado desde ese fatal encuentro con la F.E.E.M., donde lo retuvieron en cautiverio como un animal, acusándolo de traidor, llamándolo monstruo y gritándole para que confesara sus pecados, sin embargo Chile repitió la misma mentira hasta que se la tragaron, cada vez que lo golpeaban o trataban de sacarle la verdad a la fuerza él insistia con el doble de potencia aún.
"Fui secuestrado, fui obligado, yo no sabía nada, tenía miedo".
Esa fue toda su confesión, su libertad se basaba en una mentira, su vida entera lo era de hecho, Chile nunca le escapó a la falsedad... despues de todo esa cola que asomaba de su cuerpo era la primera prueba de que ni siquiera vivía como lo que realmente era.

Sin embargo, incluso en la tierra de mentiras en donde estaba plantado, Chile conoció una verdad que nadie más era capaz de ver, una injusticia que el mundo gritaba como necesaria para vivir y que rompía con la moralidad bajo la que el chileno había estado viviendo.
No hubo corazón que no se detuviera por la sopresa cuando Chile un día abrió la boca y decidió luchar por los derechos de los grises, asegurando que no eran una amenaza y lo que mejor le venía al territorio... resultó ser otra mentira más, porque ese reclamo sumado a las sospechas que ya antes tenía no hicieron más que undirlo del todo en la tumba que se había cabado solo.

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