🎇Quatre🎇

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Cuando en la cercanía se distinguía el sonido de las olas acariciar la orilla e irse lentamente, dejando a su paso rastros de espuma, cuando se escuchaba la vida pacífica de un par de gaviotas graznar y cruzar el cielo, dejándose ser imaginadas pe...

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Cuando en la cercanía se distinguía el sonido de las olas acariciar la orilla e irse lentamente, dejando a su paso rastros de espuma, cuando se escuchaba la vida pacífica de un par de gaviotas graznar y cruzar el cielo, dejándose ser imaginadas pero no vistas, y cuando la brisa oceánica le despeinaba el cabello, apenas rozando su endurecida piel, los bordes de su abrigo moviéndose con el viento como si quisiera escapar y ver el cielo de cerca... quizá encontrar a esas águilas escondidas y que estas le dictaran el secreto de su paz.
Cuando ese era su alrededor, realmente podía olvidarse de la situación... dejar de pensar en la sangre derramada y los edificios explotados, los noticieros con sus noticias siempre malas, los discursos de políticos sanguinarios que creen que matar y abandonar es lo mismo que proteger...
Podía dejar todo atrás y solo pensar en la hierba alta acariciándole las piernas, haciéndole cosquillas.
O imaginar sus blancas gaviotas cruzando el cielo.

... pero la mente no puede engañar a los ojos por mucho tiempo, y Chile tuvo que volver a regañadientes a la realidad... donde pisaba un territorio en donde hasta las plagas habían sido eliminadas, y los graznidos a la distancia no eran sino una prueba más de que los únicos que lograron sobrevivir fueron aquellos más cerca a las orillas y con posibilidades de escapar...

Pero no todos, no... por algo la G.T.A.G.A., una asociación de sirenas encantadoras, ahora era escombros frente a él... ya no más paredes de chapa, ni el gris StarEyes viviendo en su interior y saludando a los que pasaran, no...

Aún no reaccionaba del todo la parálisis lo mantuvo quieto y todas sus emociones se le atoraron en la garganta, era como si hubiera tragado una piedra y a la vez alguien le sostuviera el cuello y agregara presión, fueron solo él, su parálisis y el sonido falsamente pacífico del ambiente.
...
Hasta que la realidad lo volvió a golpear, y jadeó una vez entendió lo que estaba viendo, temblando impotente:
Toda esperanza, todo sueño, toda ilusión ya haya sido tonta o posible, se hallaban todos entre esos tantos escombros que ahora decoraban el pequeño prado a la orilla.

Por eso corrió hacia lo poco que quedaba de estructura, metiéndose entre los pocos conteiners intactos para rebuscar los pocos retazos de su esperanza hecha polvo, la chapa estaba desgastada y despintada, algunas quemadas, otras con agujeros, otras incluso derretidas, estaban caídas o dobladas a la mitad, partidas o cortadas.
La vegetación había reclamado el lugar, y enredaderas y musgo trepaban por entre los restos de lo que alguna vez había sido un refugio lleno de guerreros...

- ¡¿Hay alguien?! - Gritó en su desesperación, a ese punto no importaba si la G.E.A.M. misma lo escuchaba, porque sentía que hasta encontrarse con sus enemigos era mejor que ese silencio sepulcral, en donde casi podía sentir el aroma a muerte

Y cuando se acercó a la parte de atrás, a la orilla, se encontró extrañando más que nunca el bullicio y el desorden del lugar, todos los grises que solían correr y caminar por todos lados, adultos, niños, gente entrando o saliendo del país, familias reunidas, otras que querían salvarse.
Esa ya no era la imagen que se mostraba... ahora todo estaba silencioso y vacío, con suerte quedaban botes y todos estaban rotos o atrapados en la arena, sin sirenas para tirar de ellos.

Our story doesn't end here... - ChiArgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora