CAPÍTULO 4: EL BOSQUE AVIDYA

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Narumi estaba a punto de continuar su viaje cuando un chico de cabello negro y verde, piel pálida, con puntiagudas orejas y una esponjosa cola verde similar a la de un zorro, interrumpió su camino.

-¿Te encuentras bien? No pareces tener buena pinta. Me llamo Tignari, encantado.

-Me encuentro bien, no hace falta que te preocupes. Puedo continuar mi viaje perfectamente. Me llamo Narumi, a todo esto.

-Insisto, soy guarda forestal de un bosque cerca de aquí. Puedo llevarte a mi campamento y curarte. Soy experto en botánica.

Tras unos segundos de reflexión pensó que no le vendría mal interactuar con alguien y curar esas heridas de la rodilla que tanto le estaban molestando. Finalmente acabó aceptando su oferta y ambos caminaron hasta llegar al campamento.Durante el camino, Tignari se mantuvo en silencio, lo que hizo el trayecto un tanto incómodo. Narumi dio por hecho que era una persona tímida al igual que ella y que no tenía nada relevante que aportar en ese momento. También se preguntó si había algo más detrás de la actitud de Tignari, tal vez estaba preocupado por algo, pero decidió no preguntar y esperar a que se sintiera cómodo para hablar. Una vez en el campamento, se dieron cuenta de que ya era de noche y entraron en una especie de cabaña que parecía ser la más grande del lugar. Tignari le dirigió a una de las habitaciones y le invitó a sentarse encima de la cama con un breve gesto. Mientras que éste le estaba curando las heridas, ella estaba sumergida en su mundo.

Narumi estaba sorprendida por lo acogedora que era la habitación en la que se encontraba. La pequeña lámpara de aceite que emitía una luz cálida y suave, la cama cómoda y la manta de lana suave, todo contribuía a crear un ambiente acogedor y relajante. La presencia de la decoración con flores y plantas era muy notable, pues había un ambiente fresco y natural que daba a la habitación un aroma agradable. Junto a la cama, había una pequeña mesita de noche con una taza de té y un libro de botánica lleno de ilustraciones detalladas de plantas y flores. Narumi se sintió fascinada por las imágenes y pensó que le gustaría aprender más sobre las plantas y sus propiedades curativas. En la esquina de la habitación había un gran armario, que Narumi supuso que era donde Tignari guardaba su ropa y pertenencias personales. La habitación estaba limpia y ordenada, lo que indicaba que Tignari era una persona organizada y cuidadosa. Se sintió agradecida por la hospitalidad de Tignari y por el ambiente cálido y acogedor de la habitación. La habitación era un refugio perfecto para descansar después de un largo viaje y ella se sintió afortunada de haber encontrado un lugar tan cómodo y acogedor.

Mientras apreciaba cada simple detalle que había en la habitación y el buen recibimiento que Tignari le proporcionó, no podía asimilar todo lo que había pasado ese día solo por haber querido cumplir ese capricho. A pesar de que se metió en un gran problema, sentía que la libertad que había ganado compensaba todo. Además, estaba decidida a seguir cualquier pista que pudiera llevarla a encontrar a su familia biológica. Sin embargo, había una parte de ella que se sentía culpable por haber puesto en peligro a su familia adoptiva. Sabía que había tomado una decisión difícil, pero no podía evitar sentirse emocionada por la aventura que tenía por delante.

-¿En qué tanto piensas, Narumi? Te he curado y ni siquiera te has inmutado.

-Ah, perdón. A veces me quedo absorta en mis pensamientos y me olvido de lo demás. Estaba pensando en cómo me las iba a arreglar para llegar a la ciudad de Sumeru.

-Lo primero es que deberías pensar más en ti misma. Estas heridas no son normales. ¿Cómo te las hiciste? Y segundo, no te preocupes por llegar a la ciudad. Yo mismo puedo acompañarte. Tengo que deshacerme de algunas zonas marchitas de camino a visitar a Cyno.

-Pues mientras caminaba en dirección a la ciudad, me rodearon tres magos del abismo y tras tratar de huir de ellos lo más rápido posible me caí.

-Oh, ya veo. Me percaté de que no tienes ninguna Visión elemental y tampoco portas ningún arma, normal que huyeses y no quisieras hacerles frente. Deberías tener más cuidado. ¿Cómo es que no tienes una Visión?

Narumi's journeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora