Rowland
—¿Cómo me van a decir que no está en ningún lugar de esta puta clínica?
El grito que suelto retumba por las paredes de toda la cafetería, donde he reunido a todos mis hombres, personal de seguridad de la clínica y enfermeros.
—Señor, las cámaras reflejan que ella entró en el ducto de lavandería y el único punto de finalización a ese ducto es el cuarto de lavandería. Dos de los enfermos con acceso al sitio entraron y dijeron que ahí no estaba. —Explicó el jefe de seguridad de la entidad.
—Tiene que estar aún aquí, tenía a más de veinte escoltas y cinco enfermeras persiguiéndola, es imposible que se les escapara. —Pronunció un Jace incrédulo.
—La señorita trancó el paso y nos derribó el el proceso, fue rápida y creo que ni ella misma se dio cuenta que estaba logrando escapar de todos. —Intervino una de las enfermeras que la perseguía.
Tengo seis unidades de escoltas custodiando el perímetro y no la ven por ningún lado.
Tuvo un ataque de ansiedad y pánico, hace mucho no tenía uno y este vino con fuerza, de eso estoy seguro. Ella misma estaba fuera de sí y sin darse cuenta hirió a mas de 10 hombres sola.
Pude ver en las cámaras como tomaba bisturíes de los carritos de insumos y se los lanzaba a sus escoltas, no era ella quien actuaba, era su ansiedad.
Ellos estan siendo atendidos en este momento, uno de ellos perdió un ojo incluso y eso me hace recordar años pasados donde su ansiedad se convertía en ira y llegó a robarles armas a sus propios hombres para dispararles.
Esos episodios ella no los suele recordar con claridad, tanto tiempo trabajando para ella me hizo conocerla a fondo y acostumbrarme a todo de ella, incluyendo esto.
Ha sido terca, no ha ido recurrentemente al neurólogo y psiquiatra conformándose con el tratamiento que le colocaron hace unos tres años y cada vez que esos ataques vuelven lo hacen con más fuerza.
Camino de un lugar a otro estudiando podibilidades de donde puede estar mientras mis hombres y el joven Jace levantan una discusión sobre culpabilidad y consecuencias de no haberla detenido.
La joven Jodie y la señora Ivanna quedaron en la habitación muy preocupadas por mi jefa pero las dejé custodiadas y esperando a una respuesta sobre el paradero de Andrea.
Ella es tal vez la mujer más peculiar que he conocido en mis treinta y nueve años de vida.
Con solo verla ya es alguien que sabes no verás siempre. Sus felinos y grandes ojos son de un extraño color gris claro que resulta irreal, su cabello castaño oscuro es el más intenso que alguien puede conocer. Su piel tan blanca le da un toque distintivo que solo puede quedarle bien a ella siendo una mezcla de descendencia europea pero nacida en este país, y eso sin nombrar su contextura sumamente delgada pero a la vez bien proporcionada sumándole la altura que fácilmente puede poseer una modelo.
Es sin duda alguien que no verás en tu día a día pero después de que la conoces te das cuenta que no sólo su físico es peculiar, si no que su mente también lo es.
Y ahora está perdida.
Andrea Santana, la mujer con la franquicia hotelera y de restaurantes más grande de todas y una de las personas con más dinero en el mundo entero estaba perdida en una simple clínica privada.
—La buscaré yo mismo y si la encuentro aquí todos van a sufrir consecuencias. Esto es el claro ejemplo de que si quieres que algo salga bien debes hacerlo tu mismo. —Hablo con rudeza haciendo que reine el silencio en todo el lugar. —Que nadie se mueva de aquí. —Ordeno a mi aprendiz y este asiente.

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Ambition #1
AkčníMiami, ciudad del estado de Florida que nunca descansa. ciudad con costas playeras, dinero, juventud y fiesta. Ciudad que tiene la primera sede de la cadena de hoteles y restaurantes Atlantis, la primera industria de este tipo que revolucionó a nive...