ENIGMA

01. | Grandes y hermosas casualidades

«Time, curious time
Gave me no compasses, gave me no signs

Were there clues I didn't see?
And isn't it just so pretty to think

All along there was some invisible string
Tying you to me?».

-Invisible String, Taylor Swift.

Un año después
Ottawa, Canadá

"GRANDES Y HERMOSAS CASUALIDADES"

AVRIL.

Observo con cansancio el cielo oscuro con mezcla de pintadas naranjas y violetas. Los colores que este amanecer me ha brindado la oportunidad de ver, son muy bonitos y me genera mucha tranquilidad verlos, son tan reconfortantes.

Siempre me ha parecido impresionante como el cielo puede transmitir tanta paz.

Y en este momento necesito que esa palabra reine en mi interior. Paz, quiero paz en todos los aspectos de mi vida.

Porque ayer los nervios no me dejaron descansar. Ayer me dormí demasiado tarde, aún con mi consciencia carcomiendo durante cada segundo. Mis pensamientos no cesaron por estar analizando toda mi situación y, también, mi mente me dejó en claro que desvelarse en un día previo al primer día de clases no me iba a sentir nada bien. Así que forcé el querer dormir más temprano, ocasionando que me desvelara más. Y heme aquí, sufriendo las consecuencias de mis actos. Con los párpados pesados, a nada de quedarme dormida en el auto, bostezando cada cinco minutos.

Mi padre no dice nada al respecto, pero las miradas de reojo que me da son más que suficientes para dejarme en claro que no está contento por mi escaso descanso.

Escucho la estación de radio a lo lejos y aunque tengo mis cinco sentidos demasiado desarrollados, no sé qué dicen con exactitud. Mi cerebro entiende que sigue siendo temprano para interesarse en el mundo exterior y prestarle la debida atención a los locutores es en vano.

Aparto mi cabeza de la ventana para seguir contemplando la ciudad desde el respaldo del copiloto. Me van a aumentar las punzadas si sigo pegada a la ventana.

Conforme nos acercamos a la universidad mis nervios van aumentando. Siempre me han aterrado los inicios, los cambios, las presentaciones, las llegadas a los nuevos lugares y conocer nuevas personas se ha convertido en un nuevo miedo para mi. En sí, mi horrible experiencia en el instituto me ha convertido en una persona ansiosa.

Podré ya tener dieciocho y, aun así, sentir náusea al saber que soy nueva en algún lugar. Y aunque sé que no soy la única, es el primer día para muchos, las nuevas etapas intimidan.

Desde hace semanas que me he estado haciendo la idea sobre mi regreso a clases. Preparándome mentalmente para convivir con gente de manera física después de estar encerrada en mi habitación, por un mes, viendo series y películas para adentrarme a un mundo ajeno al mío, y así olvidarme de mis tragedias.

Muchos lo llamaran desperdicio de verano, yo misma pertenecía a esa parte de la población que pensaba de esa manera, pero la vida es una rueda de la fortuna. En pocas palabras, conforme vas creciendo todo a tu alrededor cambia, los gustos personales van incluidos y las prioridades se vuelven más notorias. En mi caso, mi prioridad es no permitir que me vuelvan a lastimar.

Adquirí mucho miedo por las personas. Antes me gustaba socializar, hablar con todos, conocer personas. Yo amaba socializar, amaba salir con mis amigos cada fin de semana, amaba ser yo.