Yo

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Incapaz de detener las lágrimas,
incluso si ardes por dentro.
Las llamas que dejas salir rompen todo
con cada paso,
por eso no te gusta enojarte.

Naciste sin fuerza para cargar tus provisiones,
tuviste que salir sola de cada madriguera,
Y nunca hubo sueño donde hayas sido feliz.

No hay dolor que no puedas evitar,
no hay muros que esquivar,
ni flores para felicitar a nada
más que a tu forma de ocultar
tu ansiedad, tu dolor y frustración.

Y podrías seguir mordiendo el
interior de tu boca,
Presionando tus uñas en tu palma
Y apretando la mandíbula para que tu sonrisa no se caiga.

Veintidós; veintitrés. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora