Antaño la aldea Goblin estaba en una etapa de fatalidad constante, atacados incesantemente por diferentes especies de monstruos vivían recluidos en cuevas de las montañas, marginados por otras razas que se creían superiores a ellos, solo sobrevivían por sus tradiciones de caza y la unión familiar que unificaban al clan.
No eran la especie más fuerte, un guerrero medio podría incluso contra el mejor de sus luchadores, sus pieles verdosas y gruesas apenas les daban resistencia contra el frío en invierno.
Los rumores y mitos sobre ellos siempre los caracterizaban como monstruos voraces que destruían y atacaban todo a su paso, pero la cruda verdad de los Goblin es que son una raza de carácter dócil, que preferían huir antes de los enfrentamientos violentos.
Debido a sus débiles personalidades eran constantemente abusados por otras bestias, conquistados y esclavizados por otros clanes para poder sobrevivir.
Parecía que su destino iba a ser siempre el sometimiento, hasta que él llegó...
Un par de infantes goblin fueron al río a pescar, se supone que esa zona era los suficientemente segura como para que ellos anduvieran por allí sin vigilancia.
Sin embargo, mientras pescaban y charlaban ajenos a su alrededor, una terrible criatura se acercaba a sus espaldas escondiéndose en el follaje.
Un oso monstruoso de pelaje oscuro rugió alarmándolos, los acorralaron contra el río dejándolos sin opciones de escapar.
La criatura se relamía los colmillos filosos, y los infantes temblaban pensando que era su fin.
Cuando la bestia se abalanzó sobre ellos un ataque al costado detuvo su trayecto, el animal fue embestido y rodó por el suelo, en su pecho se hallaba clavado una katana que le dio la muerte instantánea.
Ambos infantes giraron la cabeza hacia la dirección de tal ataque colosal, saliendo entre los árboles, con una figura musculosa e imponente, apareció un humanoide de cabello verde y cuernos en la cabeza, su mirada roja brillaba como la sangre y avanzaba hacia ellos a paso exhausto.
Los niños estaban muy asustados e impresionados como para decir algo, y sin que pudieran recuperarse el cuerpo cayó al suelo.
Al acercarse a verlo con cautela observaron que había heridas en su cuerpo y sus mejillas coloreadas en rojo, sumado a su temperatura caliente, eran síntomas de una fiebre. Los goblin no lo pensaron, una criatura poderosa los salvó y ahora los necesitaba a ellos. Por lo que con esfuerzo lo llevaron a su aldea.
Los goblin no eran grandes conocedores de medicina, pero hicieron todo a su disposición para ayudar al extraño, brindándole cama y cuidado constante.
Bajo vigilancia, la criatura pasó tres días en descanso antes de que por fin despertara.
Los goblin hicieron una algarabía por su buen despertar, y celebraron con bullicio bajo la mirada confusa del bien intencionado extraño.
Su nombre era Wrath.
Un joven que no habló demasiado de sí mismo, de porque estaba allí en el río ni mucho como terminó con tantas heridas.
Aún así Wrath fue acobijado con calidez por los goblin, quienes se mostraban infinitamente agradecidos por salvar a los miembros de su grupo, sin mencionar que la carne y la piel del oso les brindó comida y ropa a la aldea.
El joven, quien en un principio era tímido por tantas atenciones, no tardó en encariñarse por las personalidades tan cálidas y desinteresadas de las criaturas.
Disfrutó los días de paz en que terminaba de recuperarse de sus heridas. No obstante, esta no duró demasiado.
Un clan de hombres lobos que abusaban de los goblin robándoles sus suministros, habían llegado a la aldea a pasar factura.
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Centaleón
Fantasy¿Qué tan rápido puede cambiar tu destino? Blanca, una matriarca suplente de arañas, y Wrath, el líder de un clan de goblins, nunca imaginaron que se unirían para luchar contra un enemigo común. En la cima de una montaña en medio de una tormenta fero...