Espalda contra espalda.

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La bestia gruñó, y expandiendo sus músculos cortó con dificultad los hilos liberándose dejando con leves cortes su piel.

Blanca chasqueó la lengua mientras veía al monstruo cruzar armas contra ese joven.

—(¿Crees que te has librado de mí? ¡No me subestimes! ¡Las arañas nunca dejan escapar a su presa!)—Blanca estaba decidida a vengarse de ese centaleón por su humillación y sus hermanas caídas.

Con sus dedos dibujó un glifo en el aire, e invocó unas lanzas de hielo directo hacia el monstruo mientras estaba distraído en la pelea.

El centaleon batalla evadiendo hábilmente cada unos de los cortes que le dirigía, pero su instinto de peligro resonó y de un salto hacia atrás volteó hacia las lanzas de hielo y repelió todas solo con las fuerzas de sus alas.

Wrath jadeó y se echó hacia atrás ileso, las lanzas no iban dirigidas hacia él por lo que no tuvo dificultad alguna en evadirlos.

Con un vistazo reconocía la complejidad del conjuro, la nueva peleadora debía tener un talento mágico innato.

Su experiencia le impide ignorar una nueva posible amenaza para él y su gente, no obstante, sus instintos de supervivencia priorizan la eliminación del monstruo que el preocuparse por la recién llegada.

Por lo que sujetando con fuerza su única katana se abalanza una vez más contra el monstruo.

Blanca había invocado de nuevo su hoz, y bloqueaba agonizantemente cada ataque del centaleón. El haberlo perseguido durante horas, más la herida en su abdomen que no terminaba de sanar, la estaban empezando a cansar hacíendo más difícil el enfrentamiento físico.

Estaba en problemas, pero justo el ataque de ese joven le dio el respiro que necesitaba.

El espadachín se subió a la espalda del oni he intento apuñalarlo pero el centaleón dio un brinco bestial y lo sacó de su espalda.

Lo vio dar una voltereta en el aire, y después aterrizar a unos metros a su lado.

Inevitablemente sus miradas conectan hacia el sujeto que tienen al lado, los ojos de Blanca están cerrados pero puede verlo claramente, ese chico es un oni. Aquella raza ancestral de luchadores feroces y violentos que le habló su abuela Ariel, jamás había visto uno en su vida y esta primera vez la dejaba intranquila.

Debido a lo que presenció anteriormente, él era tan veloz y ágil como ella. Cuando persiguió al centaleón, no pensó que éste conseguiría otro rival problemático.

No quería darle la espalda, pero parece estar más decidido a eliminar al centaleón que el enfrentarse a ella, y dado que se encontraba en una situación desventajosa rodeados en un círculo de fuego, no le que quedaba de otra que dejar su poca tolerancia a los extraños a un lado y luchar con todo lo que tenía. Aceptando esto, regresó su atención al monstruo, y ese gesto hizo que Wrath soltara el aire que contenía.

La mujer decidió enfocarse en el monstruo en vez de él, confirmando que estaba buscando eliminarlo por encima de todo, si bien no podía confiar en una desconocida al menos podía contar con que tenían el mismo objetivo, por lo que empuña su arma con todas su fuerza y la apunta hacia la bestia.

Ambos llegaron en silencio a una tregua.

La bestia se lanzó hacia ellos, moviéndose con su brutal velocidad. Wrath fue el primero en cargar, golpeando con fuerza su katana contra el brazo del centaleón. Pero la bestia era resistente, y sus garras recibieron el ataque de lleno intacto.

El centaleón contraatacó, y Wrath apenas tuvo tiempo de esquivarlas, sintiendo cómo las garras rasgaban el aire cerca de su piel.

Mientras tanto, Blanca había terminado de tejer su red y la lanzó con precisión sobre la bestia, atrapándola en su trampa pegajosa. El centaleón se debatió, intentando liberarse, pero solo se enredó más en las sedas de araña. Blanca se lanzó hacia la bestia, saltando sobre sus hilos y disparando veneno con un hechizo.

El monstruo rugió y con su aliento de fuego alejó el veneno, pero su distracción le da una oportunidad a Wrath y cargó nuevamente.

Empujó con todas sus fuerzas la katana hacia el pecho de la bestia, finalmente ve el gorgoteo de sangre, por fin hizo una herida directa en la bestia, pero estaba lejos de ser suficiente.

Un rugido potente del centaleón afectan a ambos oponentes, los desorienta lo suficiente como para apartar al oni quién saco su katana dejando una herida sangrante. La bestia logra liberarse del hilo con un último esfuerzo, y de un salto hacia atrás gana distancia contra sus adversarios.

Con cuidado, lleva su garra hacia la herida y ve su propia sangre brillar entre sus dedos, bufa con molestia, su mirada de depredador les dedicó un gesto de odio antes de correr hacia las llamas galopando a gran velocidad.

—¡No!—Wrath tenía la intención de perseguirlo, pero el cansancio de la pelea y el estruendo del rugido hicieron mella en él cayendo al suelo, Blanca igual de afectada se arrodilló en el suelo.

Ambos solo pudieron ver como la bestia salía huyendo.

El oni maldijo su suerte, contemplando el paisaje de destrucción que dejó la bestia y las cenizas que antes eran sus queridos compañeros, no solo no pudo vengarlos sino que falló en proteger la aldea.

El monstruo lo había superado en poder y velocidad, incluso pudo haber sido asesinado de no ser por...

"Cof, Cof"

Wrath parpadea para contemplar a su acompañante que tosió levemente, la aludida estaba maltratada por algunas heridas y exhausta a más no poder, pero en definitiva estaba ilesa comparada a él.

El oni se levanta con dificultad, camina despacio hacia ella y tiende su mano. Con una idea descabellada en su cabeza.

—¿Estás bien?

Sus miradas se encontraron, de alguna forma habían pensado en lo mismo.

Continuará...

CentaleónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora