Algo Raro.

74 4 0
                                    

Poco después de terminar de ayudar a mi madre me dispuse a hacer lo que tenía planeado desde que desperté.
Hoy será un día bastante aburrido porque no tengo nada mejor que hacer en todo el día, podría salir a caminar a el parque que ésta aquí cerca y hacer un poco de ejercicio.

Eso es lo que haré. Saldré a caminar.

      —Cielos, ya llevo doce minutos caminando y no veo a nadie. ¿Qué la gente de éste lugar no sale por las mañanas?... Más bien creo que yo me desperté temprano para éste día. No creo, son las nueve veintiocho.

Recuerdo las palabras que me dijo uno de mis ex. "con la actitud que tienes, socializar será fácil para cualquier lugar en el que te encuentres".
Terminó metiéndose con una de mis amigas al igual que otros ex.
Recordar éste tipo de cosas por la mañana no es bueno, puedes tener un mal día.

Mientras caminaba por el parque pude ver señales de vida de gente que estaba haciendo ejercicio.
Decidí sentarme en uno de los bancos a ver quien se anima a hablarme o a quien decido hablarle.
Parece que es un lugar muy Pacífico dentro de lo que cabe. La gente corre en compañía de un amigo o con su perro. Mientras yo estoy aquí sentada acariciando mi cabello y con el peor suéter gris que pude encontrar en mi armario.
Quizá mi apariencia de chica tímida y nerd no les llama mucho la atención, y las gafas negras grandes que tengo puestas no ayudan de nada en mi.

      —Hola chica de ayer ¿te acuerdas de mí? —Alguien se acerca a mí. Es el chico de ayer en la tienda.

Me sorprende que me aya reconocido. No, no está bien dicho. Me sorprende que tenga la suficiente confianza como para hablarme.

      —Hola... —saludé casi susurrando, pero alcanzo a escuchar.

      —Oh, perdón ¿estabas haciendo algo? —formuló por la falta de atención que le di.

No pude evitar notar que tiene puesta ropa de deporte. Salió a correr supongo y por eso quizá el viva en algún lado de este lugar, ¿será otro típico chico que se cree solo por tener dinero? Probablemente sí, aunque pienso que es demasiado pronto como para sacar conclusiones.

      —Tú eres la que acaba de llegar, ¿verdad? No te había visto antes —me miraba fijamente al preguntar eso.

    —Sí, soy yo. Ó quizá viste a alguien más mudándose —respondí algo indiferente.

Espero que no esté tratando de conquistarme porque no le funcionará si continúa de ésta manera.

      —Ja. Si, perdón. No mucha gente entra a la sección donde vivirás —lo dice como si ese lugar fuera tan especial.

     —¿Qué tiene de especial el lugar donde vivo? —lo miré con un poco de desprecio.
    
     —¿De verdad?... Como sea. Esa zona es para gente con mucho dinero, conozco a alguien que vive en la mejor casa de todo el lugar —comenta. No me interesa para nada quién viva en esa casa.

Desde el comienzo él siempre puso su mirada sobre mí. En ningún momento aparto la mirada de mí.
Claro eso me hace pensar también que puede ser un pervertido.
Me contó que el tiene ya cinco años viviendo aquí con su familia. Al parecer asiste a la universidad que esta al lado de la preparatoria a la que iré.
Durante un par de horas él platico conmigo y comentaba de lo Pacífico que era por aquí. Y en dado momento llegamos a lo ocurrido el día de ayer cundo nos topamos por primera vez.
Dijo: —El helado era mío, pero al estar en tan penosa situación decidí dartelo.

Creo que lo quiere de vuelta.
Todo me daba igual, hasta en el momento en el que contestó una llamada.
El chico que se quería pasar por gracioso dijo que tenía algo que hacer. Por la expresión en su rostro me decía que era algo importante, o alguna cosa que requiera su atención.
Lo que se me hizo curioso es que no sacó su celular para ver el mensaje o llamada recibida en cuanto sonó.
Y así se fue sin decirme nada más, la verdad comenzaba a disfrutar un poco su compañía. Al menos logré matar un poco de tiempo.

Doble Caras[FINALIZADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora