Una Llegada Inesperada.

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- ¿Ka... K-Kali...? - Pregunte a la chica llena de vendas que me mira desde la cocina.

- Así es... Pero no tienes porque decirlo de esa forma tan temerosa - La chica se está riendo un poco.

- Bueno. Como verás, niña, necesito algo de ropa. Y no usaré tu ropa para nada. Si me das un par de monedas canjeables de esta época y un poco de ayuda, yo... - La sigo mirando con intriga.

Ella estaba hablando y se detuvo de la nada, me miró como si yo hubiera dicho algo que no le agrada.

- ¿Me estas poniendo atención? - Preguntó un poco molesta. - No... No lo estoy haciendo - Dije.

- Pues deberías de hacerlo... Nunca me ha gustado repetir las cosas dos veces pero, esta vez te lo diré de nuevo, solo que cambiaré mis palabras un poco ¿te parece correcto? - No se de que me esta hablando.

Asentí con la cabeza lentamente sin dejarla de ver a los ojos. Apenas los alcanzo a ver.

- Te decía que necesito tú ayuda para comprar ropa... No me gusta mucho la idea de tener que usar la tuya... - Me levante rápidamente de mi asiento.

- Lo siento... Creo que no me siento bien... Pase en coma cuatro meses... Aveces me mareo un poco y tengo alucinaciones. Iré a dormir un poco en mi cuarto - Toque mi cabeza y di media vuelta hacia las escaleras.

- ¿De verdad piensas dejarme con esta apariencia? - Toco mi hombro por atrás.
- Solo eres una... Una alucinación. Desapareceras en un momento - No la voltee a ver.

- ¿Esa es la manera de tratar a quien te salvo la vida? ¿Acaso se te olvido el sello que tienes en el pecho? - Abrí bien los ojos. Gire hacia ella.

- ¿Entonces tú?... ¿No eres una alucinación? - Puse mis manos sobre sus hombros.
- ¿TÚ CREES QUE... Si fuera una alucinación no podría hacer... Esto - golpeó levemente mi pecho con su dedo índice.

Salí volando a tres metros de la puerta del comedor, caí justo en los escalones al segundo piso.

- ¿QUÉ RAYOS TE PASA? - Comencé a tocar mi pierna derecha. - Nada realmente. Solo demostraba que no era una alucinación - No me dí cuenta en que momento ella se puso unos cuantos escalones arriba.

- ¡No hacía falta hacer eso! Maldita idio... -.
- Dices eso... Una vez más y tú lindo rostro tendrá una pequeña mancha de porvida - Esta a centímetros de mi rostro. Me esta levantando sujetándome de el chale y camisa de la academia.

- Tendré cuidado - Dije con miedo y tartamudeando. - Muy bien... - Me dejo caer. Mi cabeza chocó con un escalón. - Sabía que eras un poco malcriada y mal hablada algunas veces... ¿Pero serlo en presencia de un dios? -.

- ¿Dios? - Dije en voz alta. - Así es pequeña basura - Procedí a levantarme y a acomodarme el uniforme.

- Ya se que no me crees, pero te puedo asegurar que así lo es. Entonces ¿me darás lo que te pedí? - Me extendió la mano desde arriba.

- Claro... Pero - Tengo una pequeña duda. - ¿Pero? - Pregunto ella. - Sí. Esto... Verás... Si eres una "diosa"... ¿No tendrías que tener tesoros o alguna especie de templo para ti? Digo, eso es normal para un dios - Ella esta caminando adelante de mi, pareciera saber donde esta mi cuarto.

- Chica, no soy ese tipo de dios, pero debo decir que si tenia un grupo de personas que me alababan. Tal parece que nadie siguió con esta diosa falsa - Dijo un poco melancolía.

- ¿Qué habrá pasado? - Pregunte sin esperar una respuesta concreta. - Los mate a todos - Respondió con odio.

- Mandaré a Julia a comprar ropa para usted - Dije.

Doble Caras[FINALIZADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora