Capitulo 2

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El sol irradiaba sus primeros rayos despertando a un joven de largos cabellos y cicatrices por todo su delgado cuerpo, quien dormía bajo un árbol encadenado.

-Levanta ya, escoria- un hombre corpulento tomó al niño de su brazo derecho haciendo que este emitiera un pequeño quejido.

-Estoy despierto mi señor- la voz del niño se quebraba por el dolor de su brazo roto.

-¡Pues ponte a trabajar!- ordenó el hombre empujando al menor sin cuidado alguno.

-Algún día... Algún día... Solo resiste... Por ellos... Ellos me están esperando, tengo que resistir- los pensamientos del menor se repetían una y otra vez mientras sus lágrimas caían en silencio.

En otro lugar de la isla estaban dos chicos desembarcando.

-Te dije que no lo hicieras- gruñó Dan con el ceño fruncido.

Su capitana había rasgado la vela al estar jugando con las cuerdas, ahora tendrían que cambiarlas.

-Lo lamento- se disculpó Alex meciendo sus pies, sentada en la borda de su navío.

-Esta es una isla fuera del poder del gobierno, no tiene una base marine por ser una isla sin ley, así que solo compraremos provisiones y saldremos de aquí sin peleas de por medio- dijo el chico tras un suspiro de resignación.

-Esta bien, mientras no me molesten- dijo la pelirroja encogiéndose de hombros.

Dan solamente suspiro, nuevamente, conocía el temperamento de su capitana y sabía que no haría nada sin una buena razón; había sido su amigo desde la niñez, la conocía muy bien.

-Por cierto, ¿que isla es está? - pregunta viendo a su alrededor.

-Es la isla de Terrabelli -

-Bien -

Ambos se dirigieron al centro de la pequeña isla, teniendo un clima totalmente opuesto a su acostumbrada isla soleada.

Al llegar al mercado empezaron a comprar con el dinero que administraba Dan, sabía que si fuera por su compañera lo gastaría todo en dulces; ambos caminaban tranquilamente por los puestos y veían si había algo que los ayudará en su travesía.

Un poco después se encontraron con un hombre golpeando a un joven, quien solo cubría su cabeza ante la paliza que recibía.

-No podemos permitirlo- la pelirroja entregó sus cosas a su compañero.

-Detente- ordenó Dan en un vano intento de pararla.

Un golpe certero hizo caer al hombre que lastimaba al adolescente, quien estaba casi inconsciente.

-¡¡¡Y tú quién diablos eres!!!- bramó con furia el hombre.

-No te han enseñado que a una mujer no se lástima?- preguntó en un gruñido Dan tras detener el golpe dirigido a su capitana.

-No te metas niño- gruñó el mayor.

Sueña, duerme
Cae ante mi canto
Cae ante mi mando

Tras el ligero canto misterioso una espesa niebla se hizo presente en el mercado.

-¡Una sirena, atrapenla!-

-¡Encontremosle, nos darán mucho dinero!-

-¡No la dejen escapar!-

Esos y más gritos se escuchaban entre la niebla.

A unos metros del escándalo, dentro del bosque, se encontraban los tres adolescentes.

-Los perdimos- expresó con dificultad Dan.

-¿Estas bien?- Pregunto Alexandra al menor que habían salvado y ahora se encontraba frente a ellos.

Reyes de los Mares Donde viven las historias. Descúbrelo ahora