1
Estudio del sueño
Día 1
Al principio, los sueños parecen imposibles, luego improbables y eventualmente inevitables,
Christopher Reeve.
Sentado en el borde de la cama, Lee Namoo observaba sus pies desnudos. Los movía al ritmo de la melodía que provenía desde un altavoz localizado en una esquina del cuarto. Sonaba Nocturne No. 1 de Chopin. Él se la sabía de memoria. La había oído en múltiples ocasiones, cada vez que el ensayo se reiniciaba. Luego le seguiría la pieza número dos, y la tres, y la cuatro, y la quinta. Jamás llegaban a la sexta.
En sus manos nerviosas revolvía un grupo de cartas alargadas y de textura suave. Con la música aún de fondo, resbaló una de ellas y quedó volteada en su regazo. Namoo dejó el mazo a un lado y cogió aquella carta para ver su imagen frontal.
Era el arcano mayor «El sol» invertido, siempre era esa carta cuando pensaba en él. La barajó una vez más y dejó que el mazo resbalara entre sus dedos despistados. Poco después, cayó una nueva carta. En esa oportunidad fue el arcano mayor «La luna». Le dio un beso a la imagen donde aparecía aquel hombre joven con los ojos cerrados, tal como si estuviera durmiendo.
Cuando captó finalmente los pasos acercarse por el corredor, Namoo dejó a un lado el mazo. Mientras la música proseguía, escuchó que a lo lejos se iban abriendo una serie de puertas hasta que llegaron a la suya. Ingresó una mujer, él la llamaba «Enfermera Yoo». Llevaba consigo una charola. En el centro, una pastilla verde junto a un vaso de agua.
—Hola, Namoo —lo saludó con expresión amena.
—Hola —respondió sin ánimo.
Ella se detuvo frente a él.
—Ya conoces el procedimiento.
Asintió.
Cuando le extendió la medicina y el agua, se tragó ambas sin replicar. Después, se recostó en la cama blanca y se tapó. La enfermera Yoo dejó la bandeja en la mesita de noche, lo ayudó a cubrirse mejor y acercó un mesón con un dispositivo y los sensores. Iban a hacerle una polisomnografía con la finalidad de registrar sus ondas cerebrales, sus niveles de oxígeno en la sangre, su frecuencia cardíaca y respiratoria y el movimiento de sus ojos y piernas.
En tanto se acomodaba para dormir, no pudo evitar pasarse la mano por el cabello intentando rastrear aquella cicatriz. Con la finalidad de estudiar la particularidad de sus sueños, hace un tiempo le habían realizado una cirugía e insertado veinte electrodos sobre una superficie de su cerebro. Al palpar la parte rugosa que formaba un cuadrado, bajó el brazo y permitió que la enfermera Yoo comenzara con la instalación de los sensores. Con un adhesivo suave, se los pegó en el cuero cabelludo, las sienes, el pecho y las piernas. Los sensores estaban conectados mediante cables a una computadora. Por último, le sostuvo la oreja con una pequeña pinza para vigilar el nivel de oxígeno en su sangre.
Una vez estuvo listo, la enfermera Yoo agarró la charola y se inclinó frente a él para despedirse.
—Dulces sueños, Namoo.
Las luces del cuarto se apagaron y la música bajó en intensidad. Sintió de inmediato el golpe eléctrico en su cerebro dado por los electrodos.
Cerró los ojos y comenzó a contar.
Uno.
Dos.
Aquel rostro empezó a dibujarse en su mente.
Tres.
Cuatro.
El ser humano no tenía la capacidad de crear caras.
Cinco.
Seis.
Namoo nunca le había visto fuera de sueños.
Siete.
Ocho.
Pero soñaba con esa persona todas las noches.
Nueve.
Algunas veces se veía diferente.
Diez.
Sin embargo, a contar del 8 de agosto del 2022, solo soñó con dos de sus formas. Con el tiempo, quedó solo una.
Porque no fue una coincidencia que el 6 de abril de 2024 a las 09:36 de la mañana, Kim Minwoo ingresara a su tienda de conveniencia. Fue un hecho que Namoo llevaba esperando lo que parecía una vida entera.
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El gato de Schrödinger
Teen FictionEl gato de Schrödinger es una paradoja cuántica que consiste en descubrir si un gato está vivo o muerto al interior de una caja. Una de sus interpretaciones indica que el animal se encuentra vivo y muerto dependiendo del mundo en que se abra dicha c...