5

831 191 256
                                    

5

¿Sabías que...?

«En el Jurásico la masa terrestre se dividió en Laurasia y Gondwana, además la temperatura disminuyó, lo que provocó un aumento en las precipitaciones y que los dinosaurios aumentaran de tamaño al tener más alimento. Algunos parientes antiguos de los grillos actuales vivieron junto a los dinosaurios en las selvas jurásicas.»

Minwoo prometía que, regularmente, lograba controlar muy bien sus deseos desesperados por hablar siempre de dinosaurios. Pero, por alguna razón, cada vez que se dirigía hacia esa tienda y se encontraba a Lee Namoo detrás del mostrador, lo primero que su boca pretendía decir, incluso antes de saludarlo, era un dato prehistórico.

Quizás la necesidad nacía ante el hecho de que, hasta ese día, solo existían tres personas en el mundo que eran capaces de oírlo sin juzgarlo: su madre, Haru y Son Subin. Y los tres lo querían, por lo que ninguno de ellos era objetivo ante posibles críticas a su personalidad. No podía preguntarles a ellos si sus charlas eran aburridas porque siempre le asegurarían que no era así, que nunca sería así. Así que se sintió avergonzado cuando Lee Namoo dejó de registrar los productos que se llevaba y alzó la mirada hacia él.

No por primera vez, se preguntó cómo se vería su cabello en una tonalidad rojiza, tan rojo que el sudor lavaría la tintura en las partes donde su melena hiciera contacto con su piel húmeda. Era algo que no podía quitarse de la cabeza.

—Me imagino que te gustan los dinosaurios —comentó Namoo con voz ligera. No parecía molesto, ni tampoco se burlaba. Era un simple hecho.

A pesar de ello, sintió que se sonrojaba incluso más. Por suerte Gallina estaba tranquila en su hombro y parecía no estarlo escuchando; era mejor así, porque algunas veces su mascota era un poco cruel con él. Si notaba que se avergonzaba, le picoteaba la punta de las orejas, mientras soltaba unos sonidos extraños que él los clasificaba como una risa burlesca. Esa ave se había humanizado demasiado, lo peor: él era el culpable de eso.

—Sí, me gustan. Me gustan mucho —admitió—. Así que, como estaré unos meses por acá, debo aclarar algo para evitar futuros malentendidos.

Se alzaron las cejas oscuras de Namoo, le cuestionaba.

—Dime —sin embargo, anunció.

—La traducción de dinosaurio es «lagarto terrible», pero no son lagartos.

Namoo parecía contener una sonrisa al bajar la vista y empaquetar sus cosas en una bolsa de papel.

—Entonces, ¿qué son?

—Reptiles.

—¿Y no son lo mismo?

Minwoo gimió en tono miserable.

—No —puntualizó con un gesto de manos—. Los lagartos son un tipo de reptil, los dinosaurios son otro tipo de reptil.

—Mismos padres, pero diferentes hijos —Namoo chasqueó la lengua—, lo entiendo. De igual forma, pensé que eran aves.

—Son casi 300 millones de años de historia —suspiró Minwoo—. Podría explicarte, aunque no sé si quieras oírlo.

Más allá de eso, Haru tendía a pedirle que no tuviera este tipo de conversaciones con personas que no lo querían, porque no iban a entenderle y podían burlarse de él. A su amigo nunca le había gustado que la gente se riera de él.

Namoo posicionó sus manos sobre el tablero.

—Bueno, yo...

—No te preocupes, no voy a aburrirte. —Minwoo lo interrumpió tan avergonzado que ahora ni Gallina pudo ignorarlo. Sintió su picoteo en las orejas y su risa directo en el oído.

El gato de SchrödingerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora