C I N C O

742 106 3
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

















―No estoy...lo suficiente borracho.


39:20 (que equivale a las 20:00 del sábado por la tarde)

―Seokjin,― dije, otra vez, mientras rebuscaba en su armario. ―Vamos a hacer esto.

Sus labios se apretaron en una delgada línea, y él resopló. Quería irse, me di cuenta. Pero estaba asustado. No es que fuera a admitirlo.

Cambié mi enfoque.

―Es estrictamente por trabajo. Piensa en ello como producto; grupo de proyecto, investigación del objetivo. No tenemos que permanecer mucho tiempo.

Podía ver la batalla interna en sus ojos, pero él no iba a ceder. ¡Jesús! Era duro de pelar.

Tiré una camisa y suspiré.

―De acuerdo, Seokjin,― dije, sin nada de paciencia. ―siéntete libre de quedarte. Pero he tenido mi cabeza en esta jodida cuenta por cerca de veinticuatro horas. Voy a quedarme bizco mirando a la pantalla del maldito ordenador preparando esas fotos. Voy a salir,― dije, sin dejar espacio para la réplica. ―Hay al menos dos o tres clubs gays, y afortunadamente, algunos hombres que estén dispuestos ser Hensleyados.

Saqué mi camiseta por la cabeza y la lancé a la cama de Seokjin, sostuve su camiseta, pretendiendo echarle un vistazo, pero realmente dándole tiempo más que de sobra de tener un vistazo de mí sin camiseta. Esperé hasta que sus ojos fueron de mi pecho a mi cara antes de sonreír. Desvió la mirada rápidamente, como si no le gustara lo que vio, pero un ligero rubor le delató. Sonriendo abiertamente, me puse la camiseta que tenía en mi mano. Era una de Seokjin.

Él aclaró su garganta.

―Es una camiseta del gimnasio,― Seokjin me informó.

Oh, por favor. Era una camiseta ajustada, negra, y sin mangas que mostraba mis pectorales y bíceps perfectamente, y probablemente costaba más de lo que la mayoría de la gente ganaba en un día. Le sonreí.

―Con un poco de suerte, no la llevaré mucho tiempo.

Tragó saliva y parpadeó, y yo sabía que casi lo tenía.

Pasé por su lado, regresé a la planta de abajo, poniéndome mis botas y cogiendo la primera bolsa de delicias Lurex. Le di a Seokjin un guiño.

―Solamente con propósitos de investigación, por supuesto.

Su mandíbula se hinchó mientras apretaba sus dientes, y sus fosas nasales llamearon. Creo que era su mirada cabreada, pero fuera lo que fuese, era jodidamente caliente. Gruñó.

六十五小时¹ [ NamJin | JinNam ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora