D I E C I S É I S

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Yo soy... el dador de la arrogancia.


18:42

—¿Creí que dijiste que te ibas?— preguntó, sonriendo. Estaba sentado en una silla del salón, y yo estaba sentado sobre él, a horcajadas. No llegamos demasiado lejos después del almuerzo.

—Lo estoy,— dije, besando hacia abajo su cuello. —Solo quiero besuquearme contigo un poco más…— murmuré contra su piel. —Eres bastante adictivo.

Soltó una risita mientras sus manos rozaban mis costados.

—¿Es eso cierto?

Lo miré a los ojos y él me miró fijamente. Su sonrisa se desvaneció, y tuvimos otro de esos momentos; serios y con algo no dicho pasando entre nosotros. Asentí.

—Sí.

No estaba completamente seguro de a qué respondí que sí -a que era adictivo; a que quería más; a que hacía palpitar a mi corazón como loco- no obstante lo besé. Profundamente.

Sus manos sujetaron mi cara, y nuestras lenguas se encontraron. Se sentó más derecho como si estuviera tratando de meterse más profundo en mi boca.

Y el timbre de la puerta sonó.

—Mierda,— maldijo. Me miró con los ojos muy abiertos, luego miró su reloj. —Esos son mis padres. No me di cuenta de la hora.

Joder. Bueno, esto podría ser incómodo.

—Lo siento,— se disculpó de nuevo.

—Está bien, Seokjin. Y deja de disculparte,— le dije de nuevo, saliendo de su regazo. —Ve y déjalos entrar, recogeré nuestro desastre,— dije, señalando los platos todavía en la mesa.

Comencé a recoger los platos y lo oí saludar a su madre, y me giré a tiempo para verla casi tirarse a abrazarle en el pasillo. Sonreí y entré en la cocina.

Apenas había metido los platos en el fregadero, de hecho todavía estaba sosteniendo uno de ellos, cuando la señora Kim entró en la cocina. Sus ojos moviéndose alrededor, ella se volvió de mí a su hijo y a mí de nuevo, entonces ella se lanzó a abrazarme.

Afortunadamente, el Sr. Kim agarró el plato que estaba sujetando. Seokjin murmuró,

—Oh, por el amor de Dios, mamá, por favor…

六十五小时¹ [ NamJin | JinNam ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora