the ruler [THE HUNGER GAMES]¹ PAUSADA

Uno.

Cuatro de julio. Hoy hace exactamente un año me llamaron para participar en los Juegos del Hambre. Ahora estoy aquí para guiar a alguien más durante toda la
prueba, y aunque he tenido un año para prepararme, ninguna parte de mí está lista para esta tarea. Soy una vencedora ahora, viviendo en el superpoblado pueblo de vencedores con mi madre. Mi vecino es Jacinth, y al otro lado de la calle está la extravagante casa de Enobaria. Es extraño vivir entre aquellos que te han enseñado durante años
y con los que has visto innumerables tomas de propaganda del Capitolio. A veces olvido que ahora soy uno de ellos.

"Fawn, ¿podrías bajar a desayunar? Quiero cocinarte una última comida antes de que te vayas por unas semanas más", mi madre, Ilana Cutler, me ruega por décima vez esta mañana. Se
está adaptando bien al lujoso estilo de vida que le he regalado. Estábamos entre las personas más pobres del Distrito Dos antes de que yo fuera y obtuviéramos toda una vida de riquezas a cambio
de un trauma que todavía me despierta con pesadillas violentas todas las noches. Una hija en edad de ir a la academia con un solo padre significaba que todo lo que mi madre realmente podía hacer en el trabajo era desde casa. Nunca fue considerada para las fábricas o el mantenimiento de la paz; nunca lo suficientemente bueno para ser un tributo, como yo.

Muchas veces, antes de que yo ganara los Juegos, ella dejaba en claro que nuestra situación era culpa mía. Si pasamos una noche con menos para comer o ella tuvo que salir a pedir más ropa para arreglarse, fue por mi culpa. Ella piensa que he olvidado esto ahora que estamos cómodos y vive entre todas las personas que desearía tener la oportunidad de ser. No he olvidado. En su mayor parte, ignoro sus intentos de fingir ser una buena madre y simplemente sigo adelante. No tiene sentido discutir ahora, y mientras ella todavía viva conmigo, el Capitolio no puede tratarme como el adulto que desearían que fuera.

Tengo dos horas antes de subir al escenario para recoger el tributo femenino que estará en los Juegos este año. Para su primer año de tutoría es obligatorio representar un tributo, después de eso puedo tomar o dejar el trabajo. Sin embargo, por mis conversaciones con Jacinth, parece que este puesto es mío hasta que tengamos
otro vencedor. Enobaria, Brutus y todos los demás vencedores del Distrito Dos, aparte de Jacinth y yo, tenemos un papel bastante serio dentro de la academia de entrenamiento aquí en el Dos, o se han vendido a la vida de un ciudadano del Capitolio. Con ellos trabajando, somos los únicos dos que quedan con el trabajo de intentar que sobrevivan a los juegos.

Podría ser peor. Podría ser como Haymitch del Distrito Doce. Es el único vencedor de allí en sesenta y tres años y ha tenido que ver morir a más de cincuenta de sus tributos en los años transcurridos desde su victoria en el segundo Quarter Quell. Lo conocí brevemente en mi gira de la victoria. Es un desastre alcohólico que asumo que solo estuvo en mis celebraciones debido a la abundancia de alcohol disponible.

Mi madre me está llamando de nuevo, así que finalmente me levanto de la cama y me pongo lo que será mi traje de cosecha. Es muy diferente al año pasado en el que estaba con un vestido púrpura heredado de mi madre que ahora está perdido en el Capitolio, probablemente en exhibición en el museo que fue mi estadio. Este año llevo pantalones beige holgados y una camiseta ajustada que se mete dentro. Cómo he cambiado desde entonces. Mi cuerpo de niña había madurado mucho en el año transcurrido desde mi cosecha. No he crecido
mucho en altura, pero todas las demás proporciones en mí son más femeninas. Si el Capitolio no tuvo ningún problema en ponerme ropa diminuta el año pasado, me gustaría ver qué piensan de mí ahora. Recojo mi largo cabello castaño mientras bajo los grandes escalones de madera hacia la cocina donde me espera mi madre.