PARTE I

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Suspiró. El panorama sin ser ni un poco alentador.

Y es que ver una playa sepultada por kilómetros de botellas de plástico, hace cuestionarse qué está mal con el mundo y por qué la humanidad sigue consumiendo ese tipo de botellas cuando sabían lo dañino que eran; la hipocresía trasluciéndose justo en ese momento al sostener una bebida isotónica que ya había tomado con antelación, la botella estando vacía.

Pero no solo eran botellas lo que atestaba la arena. Envoltorios, bolsas e incluso estaba seguro que vio por ahí el brillo metálico de un cubierto; los kilos de basura ahí arrumbado siendo escalofriante junto algunos peces muertos.

El último tifón que azotó las costas, no solo arrasó con el cableado eléctrico de algunas zonas e hizo desastres menores en las casas cercanas a la playa, sino también trajo kilos de basura junto con peces que no pudieron sobrellevar las fuertes marejadas.

Era un desastre. Cada año siendo peor.

Es por eso que él estaba ahí esa madrugada. Con una bermuda y musculosa simple, unas cómodas sandalias yendo con el conjunto, Song MinGi observaba todo lo que tendría que limpiar ese día. Junto con otro grupo de personas de la comunidad, se habían reunido con la intención de despejar la playa, especialmente porque estaban próximos a la llegada de miles de turistas. Pronto iniciaría la temporada alta y eran un pueblo pesquero que vivían principalmente de las rentas del turismo y de lo que producía el mar. Por lo mismo, debían arreglar todo aquello y pronto.

Si bien él era un escritor que se había erradicado hace unos años atrás en ese pueblecito en busca de paz para poder redactar sus novelas, le interesaba el bien común del pueblo en el que residía. Primero, porque si el pueblo tenía problemas económicos, eso lo afectaría de alguna forma en el futuro; y segundo, una playa sucia no le permitía dar correctamente sus caminatas matutinas.

Bostezando, el alba apenas despuntando, tomó las herramientas que les habían entregado para la labor, lo cual no era más que un par de bolsas y unos guantes.

Haciéndose de ánimos, acomodó sus lentes de pasta gruesa y tiró la botella vacía en la bolsa, para comenzar a recoger el resto de desperdicios.

Por varios minutos fue recogiendo plástico y echándolo en la bolsa blanca, mientras que en la negra se iban apilando los peces muertos que hallaba; tal como se lo habían indicado.

- Esto es asqueroso – musitó, arrugando la nariz antes de meter el pescado rápidamente para no seguir aspirando su hedor.

- Deberías haber traído mascarilla

- Y también un gorro para el sol – apuntó otra señora cercana a la primera, ambas haciendo señas a los objetos nombrados y que ellas portaban muy ufanas, como si quisieran alardear de su astucia.

MinGi rodó los ojos. No entendía por qué había personas que se empeñaban en mostrar lo evidente cuando ya era demasiado tarde. MinGi no podía hacer aparecer mágicamente un gorro y una mascarilla; y definitivamente habría sido mucho más inteligente haberlo sugerido cuando entregaron la información para la limpieza de la playa, y no ahora que no había remedio.

Aún así, les sonrió por cortesía e hizo una ligera venia, antes de continuar con su camino. Preferiblemente, lejos de señoras molestas.

Avanzó lo que más pudo y se internó hacia el extremo más apartado, donde algunas rocas salpicaban el borde costero, entremezclándose con la arena y la orilla del mar. Los rayos del sol pronto comenzaron a tocar su piel, pero sin ser desagradable aún. Algo que seguramente cambiaría en un par de horas más.

- Tal vez debería ir ahora por un gorro- musitó pasándose el antebrazo por la frente, removiendo el sudor que ahí se agolpaba.

Miró hacia el frente, el kilómetro y medio que le quedaba por recorrer antes de que la playa finalizara abruptamente por un acantilado. Había ido sacando botellas de plástico mayormente, pero todavía quedaba un rastro de basura considerable. Su bolsa estaba por sobre la mitad, lo mejor siendo llenarla por completo antes de retirarse a su hogar por algo de protección. Especialmente una mascarilla para el hedor que pronto los pescados en descomposición darían.

Mi Inesperado Sirenito [YunGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora