PARTE VI

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MinGi se sentía dentro de un sueño. Ni siquiera tenía claro cómo ni cuándo, llegó a su cama. Sólo sabía que esta vez no venía solo.

Nop. Venía con un ardiente tritón.

Gracias a la falta de visitantes en la playa y la posición de las rocas, MinGi pudo traer a YunHo consigo. Eso sí, debió correr por su toalla y cubrir con eso a YunHo para que no fuera tan evidente su cola y esta se secara con rapidez. Entre besos, él aprovechando de deslizar su mano por debajo de la toalla para acariciar un poco más – pero sin sobrepasarse, para no terminar haciendo una estupidez en medio de la playa- esperaron a que la cola de YunHo se transformara. Con los últimos rayos de sol, se vistieron, MinGi compartiendo su ropa con el tritón antes de dirigirse con velocidad hacia su casa.

En el trayecto no dejaron de besarse y toquetearse como dos adolescentes calientes.

YunHo llevaba puesta su ropa, mientras él caminaba con su traje de baño mojado y la toalla encima por la brisa fresca que ya corría a esa hora.

Pero cuando llegaron a su habitación, todo eso pareció obviarse.

Y ahora, sentado en el borde de la cama, su traje de baño aún húmedo pegándose a los muslos, apreció lo que tenía entre manos. Ubicadas a cada lado, sus manos estaban fijas en las caderas de YunHo, estas siendo cubiertas por unas bermudas color crema, al igual que el resto de su torso era cubierto por su camisa mal abotonada, que dejaba a la vista trozos de piel que él solo quería probar y morder.

Subiendo un poco más la mirada se encontró con la contraria, que YunHo estuviera mordiendo su labio en antelación sin ser justo. Porque se veía malditamente sexy y adorable a la vez.

Tragando en anticipación, dejó que sus pulgares recorrieran el hueso sobresaliente de su cadera.

- ¿Crees que debamos...?

- Oh, si. Lo creo – respondió YunHo interrumpiéndolo sin más – Quiero tu boca sobre la mía y los dos gimiendo contra esta cama – agregó tan descarado como podía ser. – Y esta vez cobraré mi desayuno. Me lo debes

MinGi sonrió ante lo último y después de eso dejó de pensar. Olvidó todo, hasta su nombre mientras YunHo se inclinaba y besaba sus labios. Primero lento y delicado, luego profundo e intenso, hasta dejarlo recostado sobre la cama con él encima.

Con dedos presurosos y tal vez ansiosos producto de la separación, MinGi desabotonó cada botón que encontraba a su paso, hasta tener pleno acceso a la suave piel contraria.

- Me encanta que lleves mi camisa – susurró ronco. Tomando el cuello abierto de la camisa, lo atrajo hacia un beso de lo más posesivo que llevó a YunHo hasta las nubes.

No podía creer que había esperado tanto para reencontrarse con MinGi. Es más, se recriminaba por haber sido tan melodramático semanas atrás e irse sin más. No sabía en qué estaba pensando cuando lo hizo, su único argumento siendo que la fiebre y malestar general habían alterado su razón, llevándolo a un arranque de sensibilidad y ceguera que lo mantuvo lejos de ese ardiente hombre.

Pero eso, no se volvería a repetir.

Rozándose contra la húmeda entrepierna, se separó del beso a la vez que retiraba completamente la camisa de su cuerpo, dejando que las grandes manos de MinGi lo recorrieran sin freno. Inclinándose, dejó que el escritor lo degustara, sus dientes dedicándose a estimular sus pezones, él liberando ligeros gemidos de aprobación.

Entre besos y mordiscos, junto movimientos descarados, terminaron rodando sobre la cama, YunHo quedando en completa merced del novelista, que ágilmente arrancó toda la ropa que quedaba entre ellos, para recorrerlo por completo.

Mi Inesperado Sirenito [YunGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora