THE WAY I LOVED YOU, prólogo
❝él no puede ver la sonrisa
que estoy fingiendo❞
Lory sabía que esto iba a suceder.
No está seguro de porqué su corazón se sentía tan apretado en su pecho, porqué le faltaba la respiración en los pulmones y el sudor de sus manos le lastima las heridas que se causó con las uñas al presionarlas demasiado fuerte contra las palmas. Lory sabía que lo suyo no llegaría lejos, que lo lógico era esperar el momento de la partida y prepararse para superarlo, como había superado a cada uno de sus exnovios antes de él.
—Entonces... —murmuró, con la mirada fija en la página de inicio de su Twitter. El azul y el blanco eran solo puntos desiguales que la mente de Lory no lograba captar; borrones de imágenes no interesantes para su cerebro—. ¿Ya están listos los papeles del apartamento?
—Sí —dijo él. Tenía las manos demasiado ocupadas en los cierres de la maleta para darse la vuelta y enfrentar a Lory una última vez—. Lo hemos hablado con mis padres y creen que está mejor ubicado que los demás que visitamos. No es una mala zona y estoy más cerca del campo también.
—Y lejos de aquí —añadió Lory, lo que ambos pensaban y que él no se había atrevido a decir.
Pedri soltó un suspiro. La presencia del sonido aumentó la tensión en el aire, le recordó a Lory que esto era real y no solo una pesadilla de la que despertaría a la mañana, entre los brazos desnudos de Pedri y con el sol catalán iluminando su habitación porque Lory odiaba dormir con las cortinas cerradas.
Lory sabía que esto iba a suceder. Sabía que los desvelos de susurros adormilados –de besos fogosos y sábanas calientes que los protegían de las noches de Barcelona– eran una cosa fugaz, una cosa que se le escurriría de las manos en cualquier segundo. Lory sabía que Pedri tenía una carrera por delante, que la prioridad de Pedri debería ser su futuro y ese futuro no lo involucraba a él en absoluto.
—Lory...
La bocina de un coche, el coche de Fer, cortó aquello que Pedri planeaba decir y no dijo las noches que pasaron en la cama como una despedida. Lo que no dijo la semana anterior, el mes entero desde que le comentó que Fer había logrado la transferencia de Canarias a la Universidad de Barcelona y ya estaba buscando un apartamento rentable para que compartieran.
Lory sabía que este arreglo era momentáneo. Fue lo único que Pedri estableció como un hecho inmutable cuando habló con él por la habitación extra en primer lugar. Lory tuvo un mes para hacerse a la idea de que lo que sea que hubo entre ellos ya no sería nada más que un recuerdo, algo que debía quedarse en el pasado. Por el bien de los dos.
—Buena suerte, Pepi —dijo Lory, con una sonrisa. La sonrisa que lo hacía ignorar el ardor en sus ojos y el temblor de sus manos—. Decile a Fer que tome el metro de las 7:30 cuando tenga clase de 9 en la facultad de Gastronomía. Es más sencillo llegar.
—Lory...
La bocina sonó de nuevo.
Pedri cerró la boca en una línea fina que demostraba su molestia. Lory fingió no darse cuenta de ello, de la forma en que Pedri se obligó a si mismo a agarrar la manija de la última maleta y abrir la puerta. Tampoco notó la duda en la expresión de Pedri cuando dejó las llaves extras del apartamento sobre el mesón de la cocina –llaves que había cargado consigo desde que se mudó– y giró la cabeza hacia él, como si esperara que Lory le dijera algo. Cualquier cosa.
Lory se había prometido a si mismo que no lo haría.
Lo siguiente que escuchó fue el sonido de las llantas del coche de Fer alejándose del edificio residencial para luego perderse entre las carreteras de Barcelona. Perderse lo más lejos posible de Lory, de la historia que él y Pedri construyeron, de las noches repletas de secretos y risas enamoradas.
Y Lory, por supuesto, permaneció allí con el silencio como única compañía. El silencio de la ausencia de Pedri, de su risa ronca y su acento canario inundando cada rincón del apartamento siempre que llegaba del entrenamiento. Ahora solo estaban él, la vida diurna de Barcelona y el repique del tono de llamada de su hermana, el contacto de Betty iluminándose en la pantalla de su celular.
Él no fue capaz de alcanzar el aparato para responder. Ni siquiera fue capaz de moverse, completamente seguro de que estaría aquí por el resto de su vida, sentado en el sofá, deseando el regreso de una persona que nunca iba a regresar. Lory se quedó allí, con la mirada fija en la foto de contacto de Betty, a la espera de que sus huesos se cansaran de sostener el peso de su piel y se deshicieran en polvo, como mamá alguna vez le dijo que sucedería.
Porque Lory sabía que esto iba a suceder. Solo estaba pagando las consecuencias de haberlo olvidado.
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THE WAY I LOVED YOU ━━ pedri gonzález
Fanfictionsi a pedri le preguntaras cómo llegó a esta situación, le va a echar la culpa a gavi. y si no es a gavi, a leo. porque lory es un problema, y hacerle caso a esos dos en distintos momentos de su vida volvió a lory el problema de pedri. pedri gonzalez...