CAPÍTULO 2: DEJAME MOSTRARTE BRO

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Aquí llega un mimi lemon 🌚

Ambos cargaron con el aire acondicionado hasta el taller. Menuda desgracia la suya cuando les dijeron para cuándo estaría listo.

M y L: “¿¡PARA MAÑANA POR LA TARDE!?” No deberían de quejarse debido a que la paliza que le dieron Wario y Waluigi no era de esperar que se arreglase en un par de horas.

Las cosas no podían ir a peor para los hermanos. Por desgracia si: no contaban con ningún medio de transporte para volver a casa, ya que fueron literalmente volando gracias a la ayuda de dos plumas voladoras y ya no les quedaban ninguna más; el trayecto era bastante largo, unas dos horas y media andando hasta casa. Durante el camino Mario notó algo que caía del cielo.

M: “Oh, ahora llueve.”

L: “Solo han caído cuatro gotas, no hay de qué preocuparse.”

Pobre Luigi, que equivocado estaba. Empezó a diluviar con fuerza. Los hermanos corrieron todo lo que pudieron cuando encontraron lo que parecía una vieja cabaña.

M: “Luigi, refugiémonos allí.”

L: “¡Si Mario!” A Luigi le asustaban los relámpagos, por lo que él fue el primero en entrar al caserón. Cuando tomó aire no pudo evitar tiritar.

M: “Tranquilo bro, no creo que aquí hayan fantasmas.”

L: “N-no es eso. Estoy helado Mario.” No pudo evitar estornudar.

M: Miró a Luigi y después a él mismo. Sus ropas estaban bastante mojadas por culpa de la lluvia. “Bueno, esto tiene solución. Espera aquí que voy a hacer una hoguera.” Tras tantas aventuras Mario había aprendido todo lo necesario para sobrevivir una noche en un bosque, por lo que no le costó ningún trabajo hacer la hoguera. “Quítate la ropa.”

L: “¿¡QUÉ!?” Luigi se sonrojó ante la petición de su hermano.

M: “Si seguimos llevando puestas nuestras ropas cogeremos un buen catarro. Y no querrás ponerte enfermo, ¿verdad?” Luigi negó con la cabeza con inseguridad. “No te preocupes, he encontrado un par de sábanas mientras buscaba la leña.”

Mario le pasó a Luigi una de las sábanas, ambos se desnudaron y tendieron sus ropas en una cuerda justo arriba de la fogata para que se secasen.

L: “¿Cuánto crees que dure la tormenta?”

M: “No tengo ni idea. Tal vez unas horas.”

Estuvieron en silencio por un rato cuando Mario vio a Luigi llorar.

M: “Hey, ¿qué pasa?”

L: “Todo ha sido por mi culpa. ¡Tenía que haber cogido un par de plumas voladoras más!”

M: Mario se acercó y abrazó a su hermano mientras éste último rompía a llorar. “No bro, ¿qué íbamos a saber que llovería hoy? Venga, no llores.” Luigi se estaba calmando gracias al contacto físico con su hermano, y por su parte Mario sintió de nuevo esa sensación de hace dos días. “Oye, ¿quieres que juguemos?”

L: “¿A qué?”

M: “A algo que creo que te gustará.” Guio a Luigi a un sofá que había en la sala, se sentó y tumbó a Luigi boca arriba. “¿Estás cómodo?”

L: “S-sí, gracias bro.” Luigi no entendía nada de lo que estaba pasando. Su cabeza estaba apoyada en los muslos de Mario sin poder evitar mirar al pene de su hermano. “Pero Mario, ¿estás seguro de que esto es un juego?”

M: Acarició la cabeza de su hermano con suavidad. “Más o menos. Tu solo relájate y haz todo lo que yo te diga, ¿de acuerdo? Te prometo que no voy a hacerte daño.”

Juegos privados entre hermanos (Mario x Luigi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora