🎆You Are Screaming🎆

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Respiré profundamente por milésima vez mientras caminaba de un lado a otro para disipar mis nervios que estaban por los cielos. No había nada que odiaba más como lo eran los nervios antes de una presentación. Era estúpido que yo estuviera nerviosa si fui yo quien propuso esta presentación para poder recaudar los fondos. Este dinero recaudado era para las becas de los niños de bajos recursos al igual que así poder ayudar a los adultos mayores que no tienen algún familiar que los apoye económicamente, entre otras muchas cosas que se pueden hacer con el dinero bien administrado de las recaudaciones que se hacen anualmente.

Estaba demasiado ansiosa, tan ansiosa que comencé a mordisquear mi labio inferior. Mi mente estaba imaginando las posibles situaciones donde algo salga mal en plena presentación como lo es caerme, tropezarme, equivocarme de pasos o peor que la pista musical falle al igual que las luces. Esto último me hizo temblar. No quería que hubiera ningún inconveniente en la presentación que nos tomó tiempo, esfuerzo, lesiones e incluso peleas. No, hoy no puede salir nada mal.

Mis nervios me tenían tan paranoica que me sobresalte al escuchar unos aplausos fuertes. Mi cuerpo se giró de inmediato hacia el ruido, en ese momento le tenía una envida incomparable a Kaizen, uno de los jóvenes organizadores del evento de recaudación.

—Pero... ¡qué bien se ven todos! —gritó el rubio con una sonrisa de oreja a oreja a la vez que caminaba con elegancia.

Todos los bailarines que me acompañaban se comenzaron a acercar a él, ya que cuando él aparece significa que nos dará indicaciones sobre el evento y como va. El rubio que vestía con una camisa de playa blanca y un short del mismo color se detuvo en un punto céntrico para que todos pudiéramos verlo y oírlo de igual manera.

—Primero que nada —abrió los brazos con una sonrisa en grande—. Muchas gracias por ayudarnos en esta recaudación, no sé qué hubiéramos hecho sin ustedes. Así que se merecen un aplauso.

En automático todos comenzaron a aplaudir, yo estaba tan nerviosa que mis manos temblaban al tratar de aplaudir.

—En sí, esto no hubiera sido posible sin la pequeña, pero de gran corazón Kane.

Dejé de observar mis manos temblorosas al escuchar mi apellido. Sentí que casi me desmayaba al tener todos los ojos posados en mí y peor aun cuando comenzaron a aplaudirme. Lo único que hice fue sonreír a medias, aunque no sabía si sonreí bien por los estúpidos nervios que me estaban comiendo viva, pero estos disminuyeron un poco cuando dejaron de aplaudirme.

—Bueno, a lo que vengo —agregó el rubio sonriente—. Son los siguientes en salir. Les deseo toda la suerte del mundo, los veo después.

Mi corazón se detuvo de inmediato cuando escuché aquello, pero tenía que moverme. Tragué mi corazón que estaba en la garganta y caminé hacia el centro del lugar donde no tardaron los bailarines en seguirme. Teníamos un ritual antes de cada presentación.

—Somos buenos en lo que hacemos. Somos brillantes y deslumbraremos en este lugar como siempre lo hacemos. Hemos ensayado por mucho tiempo y estoy orgullosa de todos ustedes. No lo olviden cuando estén dándolo todo en el escenario —comenté alentando a todos—. ¿Somos los mejores? —pregunté poniendo mi mano en el centro.

—Somos los mejores —dijeron todos a unísono poniendo su mano donde yo había puesto al mía. Este acto siempre me hace sonreír.

—No los escuché —sonreí—. ¿Somos los mejores? —alcé un poco la voz.

—¡Somos los mejores! —gritaron.

—¡¿Quiénes somos?! —pregunté sonriendo en grande.

—¡Los mejores! —gritaron.

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